
Seguimos bajando dígitos en nuestra especial cuenta atrás de dorsales hacia el Gran Premio de Catar 2020. Esta vez llegamos hasta el 53 y tenemos como protagonista a Tito Rabat, que estará presente en la parrilla con Ducati.
Esteve Rabat Bergada nacía en Barcelona el 25 de mayo de 1989 en una adinerada familia, célebres joyeros con sólidos negocios empresariales. Su vida podría haber sido mucho más cómoda, aunque seguro que menos emocionante, si hubiera elegido el camino fácil. Afortunadamente para los apasionados al motociclismo, “Tito” como es conocido por todos, prefirió perseguir el sueño de ser campeón del mundo de motociclismo.
Ya con 13 años se apuntaba a la copa Rieju para hacer sus primeros “pinitos” en competición. A partir de 2003 tuvo sus primeras apariciones en el campeonato de Cataluña y en el campeonato de España. En 2005 incluso subió al podio en Cheste en el CEV e hizo su primer “wild card” en el Mundial de 125cc, al tomar parte en la cita Valenciana, aunque acabó fuera de los puntos.
En 2006 Tito Rabat completó 11 carreras en el Mundial de 125cc, con el BQR y conseguiría sus primeros puntos. En 2007 da un paso más y ficha por el equipo Honda Repsol de 125cc. Así en la tercera cita disputada en China, conseguiría su primer “cajón”. En 2008, su equipo cambiaría Honda por KTM y a su equipo llegaría un novato cuyo nombre seguramente os sonará, Marc Márquez.
El cambio no le fue bien y esta vez no llegaría al podio, acabando fuera del TOP 10 a final de temporada. 2007 fue aún peor, con Aprilia, aunque cuando parecía que su carrera deportiva se difuminaba, llegaron los mejores momentos en la categoría pequeña. En 2010 conseguiría volver al podio, dos veces, para acabar en 6ª posición final. Por su altura, le costaba acoplarse a las 125cc, así que decidía dar el salto a Moto2.
Cuando hablamos de “Tito” lo hacemos de un piloto que aunque tal vez sea menos talentoso que la mayoría de rivales de MotoGP, estamos ante al que seguramente más se lo trabaje. Mientras que otros se van de vacaciones, él no hace más que entrenar, rodar con su moto en circuito. Famosos son sus entrenamientos en Rufea, con los Márquez con los que formó el “Rufea Team” o posteriormente en el circuito de Almería. La constancia es más importante que el talento para triunfar en esta vida. Aunque claro, lo ideal es contar con ambas virtudes.
Con su salto a Moto2 en 2011, se sintió más cómodo desde el principio. Una moto de más tamaño, en la que acoplarse mejor. Una categoría que agradece la constancia de ritmo y el paso por curva, donde Rabat desde el principio estuvo en el TOP 10. El salto definitivo lo dio con el Pons Racing, sobre su Kalex en 2013, donde conseguiría en Jerez su primera victoria. Un día muy emotivo ya que lo logró el día de la madre, pudiendo dedicar un triunfo tan especial a la suya, que lo veía todo desde el cielo.
Entonces Tito tomó una decisión que parecía arriesgada: dejar el Pons Racing, con el que había conseguido sus mejores resultados, para fichar por el Marc VDS. Allí ocuparía el sitio del subcampeón Scott Redding, que saltaría a MotoGP en 2014. El compañero de Rabat sería el finlandés Mika Kallio, que junto con el debutante Maverick Viñales, serían los rivales más duros por el título de Moto2 aquella temporada.
La constancia y regularidad de Rabat entonces fueron mayúsculas, consiguiendo el sueño de proclamarse campeón del mundo de Moto2 en el Gran Premio de Malasia, con 14 podios y 7 victorias a lo largo de un año inolvidable. Tito decidió quedarse en la categoría, poner el 1 en el frontal de su Kalex y defender la corona en 2015. Aunque no pudo renovarla, por el alto nivel de Zarco, consiguió victorias para acabar el tercero en Moto2, antes de saltar a MotoGP.
En MotoGP llegó con el Marc VDS, el equipo con el que había sido campeón del mundo y con una Honda RC213V, que aparte de crítica, no contaba con el mejor material de los oficiales. 2016 y 2017 fueron temporadas muy complicadas, en la que excepto alguna excepción, siempre acabó fuera del TOP 10. Para 2018 la situación parecía mejorar con su cambio al equipo Avintia con una Ducati satélite.
Fue 11º, 7º y 8º en las tres primeras carreras, aunque después llegaron algunas caídas y los resultados no salían como al principio. Entonces llegó el desastroso Gran Premio en Silverstone, que finalmente no llegó a disputarse. Durante los entrenamientos, momentos antes de que sacaran bandera roja, se fue al suelo, con tan mala suerte de que la moto de Morbidelli, que caía instantes después, le golpeaba ocasionándole graves lesiones: fractura de fémur, tibia y peroné en su pierna derecha.
Tras la operación pronto empezaría a agilizar los plazos para volver, pero ya se perdería el resto de la temporada. Para 2019, repetiría con Ducati, pero sus sensaciones no han sido buenas. Tito ha estado lastrado por el estado de su pierna. Su mejor resultado fue una 9ª posición en el Gran Premio de Cataluña. Este 2020 seguirá con el mismo equipo y moto, aunque con Johann Zarco como compañero de equipo. Incansable luchador, apasionado del deporte por el que eligió vivir, seguirá dando su 100% en MotoGP.
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