Ayer vivimos una carrera histórica gracias a la actuación de Marc Márquez, un espectáculo que sólo él es capaz de ofrecernos hoy en día en MotoGP.
En las carreras hasta que no cae la bandera de cuadros todo puede pasar, una frase que puede sonar a tópico que siempre tengo muy presente y que ayer volvió a expresarse con su máxima crudeza. Tras meses de inactividad por la pandemia y después de someterse en invierno a una nueva operación de hombro, Marc Márquez estaba acaparando una vez más todos los focos.
La salvada en la curva cuatro, algo que parece normal viniendo de él, pero que nadie más en el mundo es capaz de hacer, fue el inicio de una enorme remontada que le hubiese llevado desde el 16º hasta el 2º lugar. Como si estuviera en un videojuego, como si sus rivales no fuesen los mejores pilotos del mundo. Al igual que las salvadas, no es la primera vez que normaliza una remontada de este calibre.
Desafortunadamente en un suspiro pasamos del éxtasis a la tragedia. Su caída en la curva 3 no puso sólo fin a su carrera, cuando merecía el podio más que nadie, sino que trajo consigo una lesión cuyas consecuencias físicas aún están por determinar. Hay mucha diferencia si se concretan problemas en los nervios o si sólo es el húmero. Los huesos se curan mucho antes y en su mensaje de ánimo de ayer, se le notaba en el rostro la tristeza y el dolor.
Ayer justo hacía 245 carreras que no teníamos carreras en MotoGP. La última vez que esto sucedió fue al inicio de la temporada ’86 cuando el gran dominador entonces, Freddie Spencer, se presentaba con el dorsal número 1 en su Honda NSR 500cc en el Jarama. En aquel entonces todos sus rivales sabían que “Fast” era el mejor y que si no cometía algún error, sería casi imposible vencerle… ¿Os suena de algo?
En 1985 había conseguido un hito histórico, ganar el Mundial de 250cc y de 500cc en un mismo año. Nadie ha logrado, ni logrará nunca, algo así. Lo que ninguno podíamos imaginar es que jamás volvería a pisar un podio. Un problema agudo en los tendones, el primer caso de síndrome compartimental de la historia, hacía que perdiese sensibilidad en los antebrazos y que tuviera que retirarse de las carreras con un dolor insoportable.
Su abandono en la carrera del Jarama ’86 cuando iba escapado en cabeza fue la primera señal de alarma, era el principio del fin. Ya hemos vivido con anterioridad grandes campeones que estando en lo más alto, sufren una lesión que acaba con sus carreras deportivas. Lo vivimos con Wayne Rainey en Misano ’93, mientras que era líder de carrera y se lanzaba hacia su cuarto título consecutivo. En un suspiro, su vida cambió para siempre y quedó postrado en una silla de ruedas.
Es lo que diferencia a la realidad de las “virtual race” que se han puesto de moda. Pese a ser un gran aficionado a los videojuegos, nunca podrán compararse las sensaciones con la realidad de una carrera de MotoGP. El riesgo inherente que hace subir la adrenalina en cada curva en la que los pilotos se juegan la vida, no es comparable. Ayer lo vivimos con Marc, en cada adelantamiento al límite, en la caída y en su dolor sin apenas poder quitarse el casco.
Aquello me hizo recordar a Wayne Gardner y como en Suzuka ’92, aquella vez en mojado, se cayó para levantar la moto y empezar una impresionante remontada. Cuando tenía el podio ya “a tiro”, se cayó para sufrir una gravísima caída en la que se rompió su pierna de muy mala manera. Aquel momento, tras haber acumulado otras lesiones, supuso el día en el que el australiano decidió retirarse.
Aquel mismo 1992 vivimos el dominio aplastante de Mick Doohan, que mediada la temporada tenía el título “en el saco”. Durante los entrenamientos en Assen se cayó, la moto le cayó encima y le pulverizó su pierna derecha. Perdió el campeonato de 500cc por apenas 4 puntos en Kyalami, pese al esfuerzo de regresar sin estar totalmente recuperado.
Hay más paralelismos en lo acontecido ayer con el australiano. Marc Márquez cayó en la misma curva donde Mick Doohan se retiró de la competición. El australiano había ganado cinco mundiales seguidos de 500cc, pero llegaba a Jerez ’99 con la intención de ganar a Crivillé en su casa. Para así recuperar puntos y demostrar quien era el jefe. En un terrible “highside” justo en donde ayer el de Cervera se lesionó, se acabó todo para él.
Nunca sabemos cuando va a llegar el final de la carrera deportiva de un piloto o una lesión que marque el devenir de su futuro. En Mugello 2010 mientras Valentino Rossi sufría su primera grave lesión en MotoGP, Marc Márquez conseguía su primera victoria en el Mundial y así empezaba su década. Ayer, Marc acabó en el hospital mientras Fabio Quartararo conseguía su primera victoria en MotoGP… ¿Nos quiere decir algo el destino?
Afortunadamente, nada está escrito y los grandes campeones no sólo ganan en los momentos fáciles o cambian de marca para demostrar su valía. Sino que también se recuperan de graves lesiones para volver a lo más alto. Marc Márquez tiene una fuerza mental y una determinación que lo hacen único y esto seguramente sólo sea otra heroicidad en su carrera deportiva, a la que tener que enfrentarse para volver a ser campeón de MotoGP.
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