A sus 27 años Marc Márquez aún tiene mucha carrera deportiva por delante, al encontrarse en una fase ideal de madurez por edad y condiciones. Echemos un vistazo atrás para ver su evolución como la de sus números en MotoGP.
La ambición de Marc Márquez parece no tener límites. Es capaz de arriesgar a niveles que parecen impensables para compañeros de profesión. Una de sus grandes facultades es la de olvidarse del miedo y buscar pequeños retos tras cualquier resquicio, con tal de seguir ganando. Hace poco lo comentó en el “Making Of” de DAZN donde recordaba la carrera de Valencia 2012.
Ya había sido campeón del mundo de Moto2 y al día siguiente se subía por primera vez en la Honda de MotoGP. No había necesidad alguna de arriesgar, más aún saliendo el último tras una sanción al tirar a Corsi en la curva 10 durante los entrenamientos. Para el resto de los mortales no, pero para él parecía que le iba la vida en ganar, remontando hasta 32 posiciones para ganar.
El ADN de Marc Márquez es intentarlo siempre incluso cuando el porcentaje de éxito se reduce al mínimo. Seguro que aquí algún aficionado de Rossi dirá que no lo intentó en la última curva de Valencia 2015 sobre Jorge Lorenzo. No hace falta entrar mucho en el debate y es que Marc, como le ocurre a “il dottore”, de tonto no tiene un pelo.
Tras siete temporadas en MotoGP, se ha llevado seis títulos. Como en la derrota se aprende más que en la victoria, Marc entendió en 2015 que no es invencible y que a veces hay que conformarse con sumar puntos. Salir vivo de ciertas batallas para ganar la guerra. Y es que en su fuero interno siente que aquel 2015 más que ganarlo Lorenzo, con Rossi subcampeón, lo perdió él por errores propios que no puede permitirse volver a cometer.
En este gráfico podemos ver su evolución desde 2013, su año debut en MotoGP donde sorprendió al mundo al ser campeón como “rookie”. Al año siguiente se encontró la que es seguramente la moto más superior a sus rivales, con el cambio “seamless” venció hasta 13 carreras, pero sólo subió al podio una vez sin ganar. Yamaha evolucionó para 2015 y la Honda se tornó crítica.
Marc llegaba ese año con la inercia de victoria sí o sí, lo que hizo que llegasen las caídas frente a la constancia de Lorenzo y Rossi. Como ya os contamos, descontando resultados, tan sólo haciendo la media de puntos de las carreras finalizadas, Marc hubiese sido campeón también en 2015, pero MotoGP es un campeonato que combina velocidad y regularidad a partes iguales para lograr la gloria.
En 2016 y 2017 Marc Márquez no tuvo la mejor moto, con importantes carencias de aceleración y velocidad punta, consiguiendo dos títulos que le engrandecen aún más que en 2014 o el reciente 2019, aunque sean menos vistosos. Ahí sacó a relucir su aprendizaje de 2015, ell saber cuando tocaba puntuar, hacer podio o cuando debía ir al ataque para asestar un golpe moral a sus rivales.
En 2018 ya tenía más la moto a su gusto, pero con un punto débil contra un rival concreto: la velocidad punta contra la Ducati. Dovizioso y Lorenzo, entonces en la marca de Borgo Panigale, tenían armas para plantar cara. Por eso mismo como reconocieron desde Honda, el objetivo de 2019 era dar un propulsor a Marc que le pusiera al nivel de Ducati y dejar el resto en sus manos. Los otros pilotos de la marca del Ala Dorada lo sufrieron pero el de Cervera, a excepción de su cero en Austin por no entender aún bien el freno motor, sólo tuvo alegrías.
2019 se convirtió en un cara a cara contra sí mismo y con la historia para romper aún más récords. 12 victorias y 18 podios, con 420 puntos en total, una cifra que jamás había alcanzado nadie. El anterior mejor registro databa de 2010 cuando Jorge Lorenzo lo estableció en 383. “Estoy muy contento, contento de acabar el año de esta forma porque ha sido un año increíble, no me gusta decirlo pero muy muy difícil, imposible no me gusta la palabra, pero muy difícil de igualar y de mejorar ya ni te digo” – Reconoció Marc tras vencer el último Gran Premio de la temporada, en el Circuito Ricardo Tormo.
Marc Márquez vive de victorias y de nuevos retos. Afortunadamente tras un plácido 2019, la vida cambia de un día para otro y 2020 no será fácil para él. Para empezar sus rivales más fuertes serán Viñales y Quartararo, que han seguido creciendo como pilotos. Yamaha, los ha atado como pilotos oficiales hasta finales de 2022 para darles confianza y sobre todo, les ha dado una moto mejor como hemos visto en pretemporada. De hecho parece la más equilibrada una vez acortada la distancia en el propulsor, su gran punto débil el año pasado. Falta verles juntos en carrera, porque si MotoGP se decidiera corriendo solos (como en los Rally) ya tendríamos campeón y sabemos quien.
Márquez, como le pasa a Rossi, es carne de carreras. Disfruta en las distancias cortas, donde todo va al límite y se contiene el aliento casi en cada curva. Viñales y Quartararo tendrán el reto de intentar desmontar al campeón en donde él se siente cómodo. Marc, mientras que vuelven las carreras tiene trabajo.
La Honda sigue siendo una moto crítica, puede que aún más con el nuevo motor y el neumático Michelin 2020. Para domarla hay que estar físicamente al 100%, algo difícil con una operación de hombro en noviembre que no salió como esperaba. Parecía más sencilla que la del invierno pasado, pero se está encontrando peor.
Cuando parecía que iba a empezar el año en peor disposición que sus rivales, la crisis del coronavirus que nos está castigando a todos, ha hecho que Marc Márquez pueda ganar tiempo. ¿Tendrá rivales por el título este 2020 o volverá a competir contra sí mismo y la historia? Lo primero es que pueda haber temporada por las circunstancias tan anómalas que vivimos. Él sería el principal perjudicado (deportivamente hablando) si no hubiese temporada, siendo el favorito y con la inercia ganadora que acumula. Sería un año perdido en su lucha contra la historia entre los más grandes.
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