La primera victoria de un piloto sevillano es la historia del Mundial de motociclismo de Grandes Premios.
“El resultado llega cuando te lo mereces”. Así es cómo Aki Ajo explicó la victoria de José Antonio Rueda hoy en Motorland, la primera del piloto sevillano en el Campeonato del Mundo. A pesar de contar con un currículum deportivo único – en 2022 resultó campeón en el FIM CEV Junior y en la Rookies Cup – Rueda no acababa de cumplir con las expectativas que había puestas en él.
Si su rendimiento en 2023, ‘sólo’ noveno a final de temporada, se podía justificar considerando que era su año de adaptación al Mundial, en 2024, en la que debería ser su temporada de consolidación, los resultados se le venían resistiendo.
Hasta hoy en Motorland, su segundo puesto en el GP de Portugal, la segunda carrera del campeonato, había sido su mejor carrera. Muy poco para lo que se esperaba de él, especialmente siendo piloto del Team Ajo, uno de los garajes más potentes de Moto3, por el que en los últimos años pasaron pilotos de la contundencia de Raúl Fernández o Pedro Acosta. Pero una concatenación de episodios imprevisibles fueron cruzándose en el camino de José Antonio.
En Austin, después de marcar un tiempo que le habrían situado en primera línea, un fuerte dolor abdominal le llevó al hospital, donde fue operado de urgencia de apendicitis. Dos semanas después, durante el fin de semana de la carrera de Jerez, una infección adquirida durante la intervención en los Estados Unidos le obligó de nuevo a un centro hospitalario, perdiéndose la carrera de casa.
Ya de vuelta al campeonato, en Alemania una rotura de motor cuando rodaba en los puestos de cabeza hizo que sufriera una violenta caída. Una sucesión de incidentes que, a sus 18 años, lógicamente afectaron la moral de José Antonio. Nada le salía bien y las dudas comenzaron a surgir en su cabeza.
Las mismas dudas que le tuvieron atenazado minutos antes de darse la salida en Motorland. Lo hacía desde la primera línea, pero las cambiantes condiciones de la pista le agobiaban. Ahí es donde entró en escena la experiencia de Aki Ajo, el veterano manager finlandés del equipo, que supo calmarle y devolverle el foco.
Una vez se apagó el semáforo rojo, José Antonio hizo su trabajo. Esta vez no hubo palo en la rueda, lo que fue suficiente para que finalmente pudiera conquistar su primer GP, erigiéndose en el piloto 400 en ganar un GP.
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