Carlo Casabianca, el preparador físico de Valentino Rossi y de la VR46 Academy, ha contado cómo conoció al piloto de MotoGP y cuál es el secreto para que el piloto italiano siga al más alto nivel a sus 39 años de edad.
“Nos conocimos en el gimnasio, en 2001”. 17 años han tenido que pasar para que Casabianca, ‘Casa’ como todos le conocen, dé su primera entrevista. El preparador del piloto en activo que más campeonatos ha ganado habla para Riders Magazine sobre los entrenamientos de Valentino y su labor con los jóvenes pilotos italianos de la Academy. (Foto de portada: VR46 Riders Academy)
Cuando Casabianca estaba “recién graduado”, Rossi le dio toda su confianza. Allí comenzó una relación de dos amigos que ahora son como familia. “Después de conocernos, como estábamos siempre juntos, nació una amistad”, explica el preparador. “Es uno de mis mejores amigos, estoy más con él que con mi propia familia”, asegura. A pesar de esto, y a pesar de que ‘Casa’ es licenciado en Ciencias del Motor, el motociclismo no es lo suyo. “Con la moto soy un negado”, afirma. En una ocasión, cuando volvía de entrenar junto a Valentino, quiso demostrarle que sabía manejarse sobre una scooter. La reacción de Il Dottore fue decirle que “nunca había visto a nadie ir tan despacio y arriesgar tanto”… “¡Y yo creía que iba rapidísimo! Un desastre”, bromea Carlo.
Un mismo objetivo, distintos caminos
Valentino Rossi no es conocido por su físico prodigioso, pero su preparador sabe cómo tratarle. “Me dice lo que siente sobre la moto e intento darle un entrenamiento en base a lo que él quiere”, explica. Además asegura que “para llegar a un mismo objetivo siempre hay varias maneras, siempre se consigue mejorar y existe un camino distinto para cada persona”.
El 46 transmite además una pasión especial. “Juntos nos divertimos, no veo la hora de llegar a trabajar, me sorprende y me estimula”, señala Casabianca. Incluso asegura que “trabajar con él es lo más bonito para él, superado solo por la familia y sus hijos”. “Hay algo en su persona que te hacer dar lo mejor de ti”, dice convencido. Añade que “cuando los pilotos pequeños ven lo que hace él, se asustan, pero se acostumbran poco a poco. Transmite su entusiasmo a todo el mundo y tenerlo como ejemplo ayuda mucho”
Las malas rachas, contratiempos u obstáculos tampoco frenan a Valentino Rossi. Cuando algo va mal, él “te mira y te dice ‘¿cuál es el próximo ejercicio?’”. Puede parecer egoísta, pero según Casabianca “es una manera de decir que seguimos trabajando, miramos más allá y no nos quedamos parados”. Trabajar y mejorar es el objetivo inmediato tanto del piloto italiano como de todo su equipo.
“No hay preparación específica”
A pesar de que Casabianca no aplica una preparación específica para Rossi, los entrenamientos son largos y variados. “Tenemos distintas disciplinas”, explica el preparador. En cuanto a la duración asegura que “puede variar entre dos horas y media y cuatro”. Los entrenamientos incluyen “ejercicios más suaves e incluso sesiones de fisioterapia”.
“No existe una preparación específica para pilotos, solo hay pautas que seguir. Tienes que buscar trabajar los puntos justos, tiene que fluir todo entre tú y el piloto. Tenemos distintas disciplinas, excepto el crossfit. Además buscamos colaborar con los mejores profesionales para todo: las rodillas, la espalda…”
Lo único que Carlo no trabaja con Valentino es la mentalidad, la psicología. “Yo no, existen personas con formación en ese tema, yo no soy un coach mental, no tengo la base para hacerlo”, revela.
Todos crecen física y mentalmente
La confianza que Rossi tiene en el que lleva 17 años siendo su preparador es tal que le ha dado la batuta de los entrenamientos de sus pupilos. Todos los pilotos de la VR46 Academy, incluidos Federico Fuligni y Mattia Pasini, están en manos de Casabianca. Bagnaia, por ejemplo, no va ni al baño sin él. Su mentalidad se ha impuesto, y ha hecho que todos crezcan tanto física como mentalmente.
Su método, no obstante, es una incógnita. Carlo quiere mantenerlo secreto para salvaguardar la confianza que todos depositan en él. “No me parece adecuado ir contra quien me ha dado confianza”, dice.
En un día de entrenamientos, explica que puede trabajar de manera individual o grupal: “intento separar a los pilotos, pero a veces les hago trabajar en grupo para distintas necesidades”. Al final, es un trabajo extra que hace que en ocasiones llegue a casa “a las once de la noche”, pero “feliz”. “Es difícil de explicar para aquellos que no aman lo que hacen”, afirma. Y es que en el entorno de Valentino Rossi “son todos como una gran familia”, en la que “cualquiera puede convertirse en un hermano”. Esto le ha pasado con Franco Morbidelli, con quien tiene una gran relación. Incluso afirma que “ha visto crecer a Luca Marini”. Tal es la cercanía que todos los pilotos de la academia, además del propio Valentino Rossi, estuvieron en la boda de Casabianca en agosto de 2016.
https://www.instagram.com/p/BIxLI39jZLV/
A pesar de su gran influencia, ‘Casa’ asegura que el físico es solo un factor más. “La preparación atlética es necesaria para completarse”, pero “es solo un porcentaje de los componentes, todas las otras variantes no dependen de los entrenamientos”, apunta. Los pilotos jóvenes tienen muchas cosas en la cabeza, elementos difíciles de gestionar, pero el preparador se queda con lo positivo: “hay cosas muy positivas en esto, todos van rápido, subiendo el nivel”, una competitividad que hacer que “todos quieran ser el mejor”, pero de manera “sana”.
La VR46 Academy nació con Marco Simoncelli
Mirando hacia atrás en la Academy, el italiano se acuerda de Marco Simoncelli. “El primer miembro de la Academy, sin formar parte del proyecto institucionalmente, fue Marco Simoncelli”, asegura. Y recuerda con cariño que “él no quería llevarle, quería estar con Vale”, pero la relación que nació entre los dos pilotos italianos le hizo acercarse a SuperSic. “Marco se convirtió en un hermano pequeño, era verdaderamente un personaje maravilloso”, señala.
A pesar de tener tantos frentes abiertos, Casabianca no se plantea dejar de trabajar con Valentino. Un problema, para él, sería “trabajar con una persona sin objetivos”. Pero ese no es el caso de Valentino, con quien lucha “por conseguir el título”, siendo además “crítico consigo mismo”, creyendo siempre que “puede hacerlo mejor”. “No, no creo que le deje nunca”, concluye.
