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1987: dos héroes y un destino.

27 Jun. 20 | 22:00
Foto parisdakar.it.

En 1987, cuando el rally París Dakar no sólo era competición sino también aventura y locura, vivimos uno de los finales más épicos. Dos héroes y un destino.

En 1987, tanto Cyril Neveu como Hubert Auriol fueron ascendidos a la categoría de héroes. Para ser un héroe, es necesario que haya una gesta. La hubo. También que haya atención mediática. Y también la hubo: en 1987, el París Dakar lo dieron 190 países y 70 canales de TV tuvieron un programa dedicado al Dakar. Las audiencias del Dakar, cuando llegaba la noche, tenían tantos seguidores como el Tour de France o como Wimbledon juntos. Y finalmente, el propio evento se prestaba a la heroicidad. El París Dakar ya era una aventura y desde luego, todos  los motoristas participantes ya tenían un punto de héroes.

1987 era la primera edición sin Thierry Sabine, fallecido el año anterior. Así que había cierta inquietud y curiosidad por saber como iba a discurrir la carrera sin la enorme presencia de Thierry. No sólo fue el creador de la carrera ocho años antes. También su personalidad, muy presente en la filosofía de la carrera, se iba a echar de menos. Y por supuesto, su personalísima forma de preparar y dirigir la carrera. Su padre Gilbert Sabine toma el mando, pero el vacío que dejó su hijo fue muy grande en 1987.

Los años previos

Para situarnos. En 1987 llegábamos con BMW y Honda dominando el rallye y los pilotos que luchaban por las victorias en aquellos años eran Cyril Neveu (cuatro veces ganador con Yamaha y Honda), Hubert Auriol “el africano” (dos veces ganador con BMW) y Gaston Rahier (dos veces ganador, también con BMW).

En 1986, la carrera la ganó Neveu con la nueva Honda NXR750V, una bicilíndrica con motor en V de 73 cv de potencia, que Honda no había tenido más remedio que desarrollar específicamente para la carrera para tratar de desbancar a BMW.  Cuando la marca bávara llega al Dakar con sus potentes bicilíndricos de 800cc, a Honda se le quedó pequeña la monocilíndrica XR 550. Neveu pudo regresar a la victoria con la nueva bicilíndrica de Honda. 

Entonces, el pionero Juan Porcar era nuestro veterano en la carrera, pero ya iban llegando más pilotos y  españoles. En 1987 Carlos Mas debutaba como piloto oficial encuadrado en el equipo de Yamaha (antes ya había corrido como privado). Jordi Aracaron se incorporaba a la carrera africana, con una Merlin. También Pibernat y Fernández con Suzuki. Y algunos privados más en busca de la aventura.

Los protagonistas

Cyril Neveu, ganó las dos primeras ediciones del París Dakar con Yamaha (1979 y 1980), luego se pasó a Honda y ganó otras tres ediciones (1982, 1986 y esta de 1987) empatando a cinco victorias en el Dakar junto a Marc Coma y Cyril Despres y sólo superado por el magnífico Peterhansel, Mr Dakar, con seis victorias en moto.

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Foto taringa.net. Cyril Neveu con Honda en 1997

En cuanto a Auriol, “el Africano“, su apodo no viene sólo por sus actuaciones en el París Dakar, sino también porqué nació en Addis Abeba (Etiopía). Empezó a correr el Dakar desde la edición inicial de 1979 con una Yamaha XT 500 privada. Su pase a BMW le permite conseguir su primera victoria en 1981, que repitó dos años después. Dejó BMW para irse a un proyecto franco/ italiano, la Ligier Cagiva, con la que consiguió terminar en la octava posición en 1985. La moto era francesa, pero el motor era de Cagiva procedente de la Ducati Pantah de 750cc.

Su marcha de BMW estuvo causada por su mala relación con Gastón Rahier, el otro piloto BMW. De hecho, Auriol llegó a confesar que Rahier ganó el Dakar de 1984 porque “se aprovechó de mi trabajo. Me seguía todo el rato para no perderse y al final aprovechaba su mayor velocidad para pasarme“. No hay que olvidar que Rahier fue piloto profesional y venía de ser tres veces campeón del mundo de motocross en la categoría de 125cc, mientras que Auriol casi empezó a correr en el Dakar, aparte unos años corriendo como amateur en cross y enduro.

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Foto parisdakar.it. Hubert Auriol con la Cagiva Lucky Explorer en 1987.

Pero en 1986 Cagiva se embarca de forma oficial en el París Dakar con la Elefant con motor de la Ducati 900 SS de 80 cv. Era la mítica Cagiva Lucky Explorer, con el patrocinio de Lucky Strike. Auriol será su piloto número uno, fichado con un salario de estrella. Y pudo haber ganado las ediciones de 1986 y 1987 de no mediar tanta mala suerte. En ambas abandonó disputando el liderato a la Honda de Neveu. Sin embargo, las victorias de Cagiva en el Dakar acabarían llegando, algo más tarde eso sí, con Orioli en 1990 y 1994.

El recorrido del Paris Dakar de 1987 eran 13.000 km (8.300 km de especiales) distribuidos entre 20 etapas con un día de descanso. Nada que ver con los 7.800 km (5.000 km de especiales) distribuidos en 12 etapas y un día de descanso de la última edición en Arabia Saudí. Y entonces se corría sin GPS, sólo con roadbook.

La carrera de 1987

En la edición de 1987 partían como favoritos las Honda de Neveu y Lalay, las Yamaha de Charbonnier y Picco, la BMW de Rahier y la Cagiva de Auriol el “africano“. Pero sobre todo, se esperaba el enfrentamiento entre Neveu y Auriol. Los héroes.

Además, Honda ya había demostrado que su nueva bicilíndrica era ganadora, competitiva y equilibrada. Cagiva tenía una moto más potente, pero menos equilibrada. Y se presentaba la gran batalla: Neveu contra Auriol, Honda contra Cagiva. El resto, a la expectativa de los acontecimientos.

La primera parte de la carrera de 1987 transcurre con el liderazgo alternativo entre Auriol y Neveu. En Tambouctou, etapa trece, la ventaja de Neveu y su Honda es de algo más de media hora. Pero en la siguiente etapa, de navegación pura, Auriol le da la vuelta a la clasificación. Gana la etapa, y toma el liderazgo con algo más de una hora de ventaja. Incluso un apesadumbrado Neveu da por perdido el Dakar. Pero a  partir de esta etapa, la lucha entre Neveu y Auriol va a alcanzar niveles épicos. Ya sólo hay dos hombres en el rallye. Los que les siguen ya están a mucha distancia (dos horas y media): Orioli y Rahier.

Fue una guerra psicológica de primer nivel: Auriol veía como Neveu le iba recortando tiempo, pero éste último tenía que ir al máximo para conseguirlo. Así una etapa tras otra. La presión psicológica era muy alta tanto en el persegudor como en el preseguido. Auriol ganó cuatro etapas y Neveu dos. Auriol más rápido y navegador que regular  y Neveu algo menos rápido, pero más regular.  El equilibrio de la Honda ayudaba a Neveu, cosa que no sucedía con la Cagiva de Auriol. No se trataba de ganar la etapa, sino de que uno quedára delante del otro. Otros pilotos también ganaron etapas: Rahier (tres) o Picco y Lalay (dos), pero no fueron nada regulares.

Los puntos débiles de la Cagiva, además de la ausencia de los Michelin mousse era un exceso de potencia y peso: los neumáticos no le duraban muchos kilometros, lo que le causó más de un problema a Auriol al márgen de los pinchazos. Así que Auriol estaba obligado a pilotar con precaución y tener que gestionar la potencia para no destrozar las gomas. La Honda, más ligera y menos potente trataba mucho mejor los neumáticos. Y estaba a salvo de los pinchazos.

Auriol tomaba siempre ventaja en la navegación, pero los múltiples pinchazos le hacían perder tiempo. Su Cagiva no podía montar los Michelin con mousse, porque sobrecalentaba la mousse y los destrozaba. Y Neveu empieza a recortarle tiempo en las siguientes etapas. Aún así, Auriol llegó a la penúltina etapa con unos nueve minutos de ventaja sobre la Honda de Neveu.

La penúltima etapa iba a ser la decisiva. Era la que transcurría entre  Richard Toll  y Saint-Louis, de 350 km de recorrido. A tan sólo 20 km de la llegada, Auriol sufre una caída y se rompe los dos tobillos. Auriol se da cuenta de que se ha hecho mucho daño, pero la adrenalina y la rigidez de las botas le permiten volver a subirse a la Cagiva (con pocos daños), con ayuda de Marc Joineau, que rodaba junto a Auriol y se paró a socorrerle. Y termina la etapa, con los dos tobillos fracturados y roto de dolor.

Mientras, Neveu ya había llegado a la meta y espera ansioso la llegada de Auriol. En el momento de la caída del africano, casi iban juntos. Aunque Neveu iba por delante, se mantenían a la vista. Neveu, al ver que pasaba el tiempo y Auriol no llegaba ya se temía que algo le había pasado a su contrincante. Finalmente, llega Auriol.

Cuando llega Auriol, aún mantiene tres minutos de ventaja, por lo que Neveu ya asume que el rallye lo ha ganado el piloto de Cagiva. Pero al pararse Auriol, se empiezan a oír sus llantos de dolor. El ya sabe que se ha roto los dos tobillos… pide que le sujeten la moto y que le ayuden a bajarse de ella. Al bajarlo, le quitan las botas y entonces se aprecian las 2 roturas de tobillo, una de ellas abierta y con el hueso “asomando la cabeza“. Auriol está rodeado por Rene Metge (director de la carrera), su fiel aguador Francois Charliat, André Boudou, Marc Morales y algún comisario.

Neveu asiste desolado a la escena. Pero también sabe que acaba de ganar el rallye, aunque su cara refleje más tristeza que alegría. Evidentemente, esta caída supone el abandono inmediato de Auriol y la quinta victoria de Neveu. La última del francés, por cierto que cierra su palmares en el Dakar con cinco victorias absolutas.

En ese momento, Auriol dice que “Cyril ha sido mejor, es el más fuerte” e inmediatamente anuncia que deja las motos. Y Neveu a su vez dijo “ tenía que ganar sólo uno… desgraciadamente, he sido yo“. En 1987 asistimos a uno de los finales más emocionantes, épicos y dignos de lo que era el Dakar en aquellos años. Ninguno de los dos héroes volvieron a ganar en moto.

Os dejamos un vídeo que resume muy bien lo que pasó. Está en francés, pero las imágenes son elocuentes. Además de muy bonitas. En la parte final del video la cámara se centra en Neveu, esperando que llegue su rival… él no sabe lo que ha pasado. Los últimos minutos, los dos héroes del Dakar muestran la cara y la cruz: Auriol derrotado y dolorido y Neveu ganador y desolado son para no olvidarlas.

¿ Y después?

Neveu ya no volvió a ganar el París Dakar. En 1988 el destino le quita lo que le dió el año anterior y es Neveu quien tuvo que abandonar por caída. En 1990 corre con Yamaha y hace un quinto puesto. Los dos años siguientes son dos fracasos con Yamaha y con Cagiva (con esta última termina el 25 en la clasificación general).

Una evidente falta de motivación e ilusión le hacen abandonar.  Dejó de correr en el Dakar porque como el mismo confesó “ya no quiero seguir poniendo en peligro mi vida“. En 1987 ya empieza su actividad como organizador de rallyes en Africa, actividad a la que se dedicó de forma profesional a partir de 1991 cuando abandona definitivamente la competición.

Auriol, por su parte, cumplió su promesa de no volver a correr en moto. Pero volvió al París Dakar al año siguiente pilotando un buggie, lo hizo durante tres años hasta que se pasó a los coches.  Lada en 1991 y finalmente en 1992 consigue la victoria absoluta pilotando un Mitsubishi Pajero (en España llamado Montero….). Se convierte en el primer piloto en ganar en motos y en coches. Los dos años siguientes pasa al equipo oficial Citroen, donde hace tercero y segundo. Pero su relación con el rallye no se termina ahí, ya que en 1994 se hace cargo de la dirección de la carrera durante diez años.

El año de 1987 fue una lucha sin cuartel entre dos héroes… pero también les pasó una factura bastante alta: uno se retiró y el otro perdió su nivel ganador. Pero siempre quedará en el recuerdo el final más agónico y épico que se haya visto en el París Dakar.

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