Uno de los más grandes, el australiano Mick Doohan.
Michael Doohan, más conocido como “Mick”, nacía en Australia el 4 de junio de 1965 para llegar a convertirse en uno de los mejores pilotos de la historia de 500cc. Con un reducido palmarés, alguna victoria internacional con una Yamaha de Superbikes en Japón o Australia, HRC confiaba en este desconocido para muchos aficionados, al colocarlo en el equipo oficial en 1989.
Aquel año Honda había conseguido meter dos importantes “golpes” a Yamaha en los despachos. El primero y más visible, Eddie Lawson. El norteamericano había sido campeón de 500cc en 1988 con la marca de los diapasones. Tras la última carrera anunciaba que se pasaba a la competencia y portaba el dorsal 1 a la Honda NSR. Algo que por cierto no sentó nada bien al australiano Gardner, hasta ese momento su gran rival.
Aquel mismo invierno Honda robaba a Yamaha a Doohan, apostando por un talento que aún no había explotado. Para darle una NSR oficial dentro del box del Honda Rothmans, con su compatriota Gardner de compañero. La relación entre ambos tampoco fue fácil al principio. Así como si nada Honda había unido a la postre a tres leyendas bajo el mismo paraguas. Aunque Lawson estuviera fuera del equipo oficial, llevaba el mismo material, el mismo patrocinador y de hecho, Honda se volcó con él al poco de empezar el año.
Lawson y Gardner eran pilotos consagrados, campeones del mundo, así que algunos pensaron: ¿Qué pinta aquí el tal Doohan? Su inicio de temporada fue difícil, con algunos abandonos y posiciones lejanas de la cabeza. El salto había sido enorme, a sus 23 años debutaba directamente en 500cc. Una moto nueva, equipo al máximo de exigencia y circuitos por aprender.
Pese a todo, en su sexta carrera conseguiría su primer podio. Fue tercero en el rapidísimo Hockenheim tras Rainey y Lawson, aprovechando el fallo mecánico de la Suzuki de Schwantz. De ahí hasta el final de temporada mostró una gran regularidad para acabar con un digno 9º puesto final. Así empezaba 1990 como número 2 de Honda, tras Wayne Gardner.
Gardner se lesionó varias veces y pronto cayó el peso de la responsabilidad de los resultados sobre Doohan. Mick desde el principio estuvo en el grupo de cabeza, logrando cinco podios y su primera victoria en el Mundial. Llegaría en el circuito de Hungaroring tras una impresionante remontada. Acababa tercero en el campeonato de 500cc y se ganaba la confianza de Honda.
Doohan tenía un estilo muy diferente a Gardner y asegura que al cambiar su rol dentro de HRC, que ahora seguía sus indicaciones en el desarrollo, fue clave para el paso adelante. En 1991 luchó por primera vez por la corona de 500cc, liderando el campeonato hasta su caída en Assen. Siguió en la pomada con opciones casi hasta el final, pero el sistema de puntuación fue clave aquel año.
Se anulaban los dos peores resultados, algo que favoreció a Rainey. Doohan acabó realmente a un solo punto de su rival, sin descontar resultados, y en la última carrera acabó delante de él Gardner, su compañero de equipo que le hubiese cedido la posición. Nunca sabremos lo que pudo haber ocurrido con un sistema normal de puntuación como en años anteriores o posteriores. Aquella fue la última vez en la historia que se descontaron resultados de la clasificación final.
Doohan de todas formas aceptó con deportividad que Rainey había sido mejor aquel 1991 y para 1992 Honda preparaban una sorpresa. HRC presentaba el motor “Big Bang”, capaz de dar más potencia que el resto y sobre todo, de forma menos agresiva. Así Mick dominó la siete primeras carreras del año con 5 victorias y 2 segundas posiciones, tras Schwantz en Mugello y tras Rainey en Montmeló.
Su dominio era tal que parecían estar poniendo su nombre al trofeo, cuando todo cambió en un instante. Durante los entrenamientos de Assen ’92 cayó a causa del neumático frío con tan mala suerte que su NSR le caía encima de su pierda derecha. Su articulación quedaba totalmente destrozada y tras una horrible intervención en el hospital holandés, se barajaba la posibilidad incluso de la amputación.
Tras varias intervenciones quirúrgicas, donde el querido doctor Costa fue clave, consiguió salvar la pierna. Totalmente cojo y sin apenas movilidad en el pie, regresaba para disputar las dos últimas carreras de un Mundial amenazado en el que aún era líder. En Brasil se quedó fuera de los puntos, 12º y en la última disputada en Sudáfrica, amenazado ya de cerca por Rainey, sólo pudo ser 6º. Había perdido el campeonato que merecía más que nadie… por apenas 4 puntos.
Doohan reconoció después que su sueño era ser campeón del mundo y que tal vez si lo hubiera conseguido en aquel 1992, se hubiera retirado debido al estado físico de su pierna. El no conseguirlo le dio rabia y fuerzas para seguir con la recuperación. En un accidente que en el 99,99% de los mortales hubiera supuesto el final de sus éxitos deportivos, Doohan demostró su enorme fuerza de voluntad, tesón y sacrificio para conseguir lo que ansiaba.
En 1993, pese a tener la mejor moto de la parrilla, físicamente aún no estaba preparado. Aunque conseguiría su primera victoria tras el accidente, en una espectacular carrera en Mugello contra Kevin Schwantz. Acabaría el año con otra fractura de hombro en una inolvidable caída en el “Sacacorchos” de Laguna Seca, donde quedó sentado en el asfalto sin poder levantarse, mientras los rivales le pasaban por los lados… ¡Por el estado de su pierna!
Entonces se quedó en California donde fue intervenido por el doctor Kevin Louie, tanto del hombro como de una nueva operación en su maltrecha pierna derecha. El facultativo quedó impresionado con la habilidad de Doohan para hacer frente al dolor. El australiano era capaz de soportar cualquier cosa con tal de acercarse a su máxima ambición, ser campeón del mundo de 500cc.
Así llegó 1994 donde recuperó algo de movilidad en su pierna y donde ya afianzó el sistema de frenado de atrás, en su pulgar de la mano izquierda. Su pierna derecha sólo serviría para apoyarse en el reposapiés. Lo que hizo Doohan ya es historia: dominaría con mano de hierro el Mundial desde 1994 hasta 1998. Es cierto que “se quedó sin rivales” de su misma generación y nivel. Ya se habían ido Lawson, Rainey, Gardner, Schwantz, pero es que él hubiese empezado a ganar mucho antes sin esa grave lesión en Assen. Fue el último de una estirpe de pilotos que controlaban las más salvajes 500cc de 2 tiempos, sin electrónica que ayudara.
Durante un lustro entero fue un honor ser capaz de ganar alguna carrera a Doohan. Soñar con quitarle el título sólo estuvo a la altura de Crivillé o Biaggi en momentos aislados. La determinación y la fuerza que el australiano demostró, dentro y fuera de pista, imponían respecto. Sólo tres pilotos en la historia han ganado más títulos de 500cc que él y por supuesto, ninguno ha sufrido tanto como él para lograrlos.
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