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Tetsuya Harada, la precisión

5 Ene. 24 | 21:00
Faltan MotoGP Harada
Foto motogp.com

Un piloto japonés, Tetsuya Harada, que desde que lo vi pilotar me enamoré de su finura como piloto.

Tetsuya Harada nació en Chiba (Japón) el 14 de junio de 1970, convirtiéndose años después en uno de los pilotos más elegantes y precisos a la hora de llevar una moto del Mundial. En su país ganó el campeonato junior de 125cc en 1988 antes de saltar a 250cc. En el All-Japan Series fue subcampeón tras Tadayuki Okada en 1990 y 1991, para conseguir el título en 1992, siempre con Yamaha.

Desde 1990 hasta 1992 había hecho “wild card” en Suzuka, consiguiendo un sexto lugar como mejor clasificación, tal y como es él, paso a paso con discreción. Los éxitos en Japón hicieron que se ganase un sitio en el Mundial de 250cc para 1993. El Team Valesi, que en 1992 estaba con Aprilia, había destacado con Chili y Biaggi como pilotos.

En 1993 Valesi llegaba a un acuerdo con Yamaha para que les surtiera de motos oficiales de 250cc. En el acuerdo, la marca de los diapasones le impuso al equipo italiano que tendrían a Harada como segundo piloto. Aunque Valesi no lo quería, contaba con Chili como número 1 tras la salida de Biaggi en dirección al Honda Rothmans.

La imposición pronto fue olvidada en el equipo italiano cuando Harada en la primera carrera de la temporada ’93, disputada en Eastern Creek, vencía una emocionante batalla contra Biaggi, Capirossi y Kocinski. Como “rookie” en un circuito desconocido, había sido capaz de ganar. ¿Era aquello flor de un día? La respuesta fue que no y Harada se llevaría el segundo puesto en Malasia y sendas victorias en Suzuka y Jerez.

He de reconocer que cuando hablo de este piloto japonés, me toca la fibra sensible. Nada más verlo pilotar con su Yamaha, me enamoré deportivamente hablando. Aquella temporada de 1993 parecía encaminada hacia el título en su debut, pero un problema mecánico en Cataluña y una caída en la que fue atropellado, en la primera curva de Donington Park, complicaron el campeonato.

Sin olvidar que tenía que aprenderse todos los circuitos, mientras que sus rivales no, una nueva caída en Misano donde los comisarios italianos le quitaron la moto (impidiendo que regresara a pista) hizo que la balanza se torciera a favor de Capirossi. El italiano llegaba a la última cita en el Jarama ’93 con 10 puntos de ventaja sobre Harada.

Allí el japonés realizó una de las estrategias de entrenamientos y carrera más brillantes jamás vistas en el Mundial. En la pole clasificó en quinto lugar sin mostrar su verdadero ritmo, mientras que Capirossi tenía todo en su sitio. Durante la carrera se escaparon cinco pilotos, Ruggia, Reggiani, Biaggi, Capirossi y Harada. Los dos contendientes al título se mantuvieron pasivos durante casi toda la carrera.

Como Harada, quinto, no atacaba, Capirossi delante marchaba tranquilo. Podía ceder hasta nueve puntos y sería campeón de 250cc. Cuando quedaban cinco vueltas para el final, Ruggia cayó y Harada pasó al ataque. Adelantó a Capirossi y realizó un cambio de ritmo que el italiano ni esperaba ni podía seguir, saliéndose de pista para quedar rezagado. El Japonés, atrapó a Reggiani y a Biaggi y les ganó la carrera, mientras que el #65 acabaría quinto, perdiendo el título alegando problemas de neumáticos.

Aquel Mundial lo ganó Harada de forma increíble, pero 1994 lo empezó lesionado. En 1995, aún con Yamaha, fue el rival de Biaggi y Aprilia por el título, pero su moto siempre estaba por detrás. Tuvo que conformarse con el subcampeonato. En 1996 se prometió a sí mismo ser más agresivo y la marca de los diapasones puso a su disposición una Yamaha que parecía mejor.

La caída en Suzuka ’96 trastocó todo en la tercera cita, tras haber ganado de forma sobresaliente a Biaggi en Indonesia. Harada no terminaría el año, rompiendo con Yamaha, su marca de toda la vida. En 1997 firmó con Aprilia, con la que estaría casi el resto de su carrera deportiva. Rozó el título en 1997 pero en 1998 se lo robaron de la forma más sucia jamás vista.

Ocurrió en la última cita, en Argentina y en la penúltima curva. Su compañero de equipo Capirossi veía como se repetía el caso de 1993, en el que perdía contra el japonés por méritos de él y deméritos propios. Así decidió entrar totalmente “de loco” en esa penúltima curva para tirar al japonés. Capirossi sabía que si ambos caían, el título sería para él y no para Harada. Tetsuya acabó por el suelo y en los libros de historia reza Capirossi como campeón.

Aquello fue una gran decepción, ya que el campeonato fue para Capirossi por tener más puntos y nadie pudo quitárselo, pese a su acción totalmente fuera de lugar en un deporte como el motociclismo. Aprilia despidió a “Capirex” y Harada fue el elegido de la marca para subir a 500cc, donde con una moto claramente inferior a las V4, subiría al podio en dos ocasiones.

En 2001 tuvo su último gran año, al regresar a 250cc con Aprilia para enfrentarse a Kato y Honda. Un año en el que dos titanes del sol naciente se enfrentaron. Tetsuya ya no estaba en su mejor momento, para intentar batir al gran talento Daijiro. Pese a todo logró 13 podios en 16 carreras y el subcampeonato del mundo. En 2002 estuvo en 500cc, pero con una Honda 2T satélite justo el año de la llegada de las MotoGP de 990cc. Decidía retirarse a final de año.

Curiosamente Harada sólo fue campeón del mundo el año de su debut, aunque moralmente el título de ’98 en 250cc también le pertenece. El japonés no sólo era limpio y un caballero dentro de pista, sino que fuera supo perdonar a Capirossi por lo que ocurrió en Argentina en aquel polémico final. Manteniendo una amistad que le honra y que demuestra que el tiempo todo lo cura, aunque cuando quedan para comer nunca sacan el tema de esa carrera, por supuesto.

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