Hoy recordamos a Reinhold Roth, un añorado piloto de 250cc durante la década de los ’80. Una triste historia que aún está en todos los que la vivimos.
Reinhold Roth nacía en Amtzell (Alemania), el 4 de marzo de 1953, siendo uno de los mejores pilotos alemanes que hayamos visto competir. Debutaría como invitado en el Gran Premio de las Naciones de 1979, en la categoría de 350cc con una Yamaha. Acabaría en octava posición. Desde 1980 hasta 1982 seguiría haciendo esporádicas apariciones sumando unos dignos puntos.
El carácter afable y simpático de Roth se fue ganando el aprecio de sus rivales en el paddock y cuando fue más conocido, entre los aficionados. En 1983 haría su primera temporada completa de 250cc, con Yamaha, aunque sin éxito acabó en 17ª posición. Para 1984, seguiría como piloto privado pero saltaría a 500cc. Ahí con Honda fue algo mejor, pero acabando 15º. Sin opciones de pelear contra los más grandes de la categoría reina.
Le surgía la oportunidad de volver a 250cc con Rieju y en 1985 tendría su mejor año hasta el momento. Acabó 9º en la clasificación y conseguiría su primer podio en el Mundial. Fue en un lluvioso GP en Gran Bretaña, disputado en el circuito de Silverstone. El día que Freddie Spencer se proclamó campeón del mundo. En 1986 se mantendría con la misma moto y categoría, pero la evolución fue negativa al finalizar 16º.
Entonces para 1987 le llegaba su gran oportunidad. Con un fuerte patrocinador, la tabaquera HB, conseguía una Honda NSR 250cc oficial, siendo entonces uno de los principales protagonistas de la categoría. Con su dorsal #24 fue el rival de Sito Pons y Anton Mang por la corona, aunque finalmente tuvo que conformarse con el subcampeonato.
Con el #2 en su carenado, empezaba 1988 con la esperanza de dar un paso más y hacerse con la corona. La temporada no fue como preveía, marcada por el duelo Pons-Garriga, el bueno de Roth quedó en un segundo plano. Conseguiría un podio, pero gracias a su regularidad acabaría en un digno quinto lugar final.
En 1989 Garriga y Yamaha desaparecían de la lucha. Los veteranos Roth y Cornu, con aquella estética tan particular debido a la calvicie, serían ahora los rivales más fuertes de Pons. Aquella temporada veríamos las mejores actuaciones del piloto alemán, con dos victorias inolvidables. En Assen fue capaz de derrotar a Sito Pons en un emocionante mano a mano. Y en Brno, conseguiría su última victoria en el Mundial, al derrotar a Shimizu en el final más apretado que se recuerda… ¡Más aún que el de Crivillé/Doohan años después!
Roth acabaría subcampeón de 250cc por segunda vez ese 1989. Encaraba 1990 con optimismo ya que Sito Pons subía a 500cc. A sus 37 años pronto descubrió que los jóvenes talentos le comían el terreno. Como el talentoso Kocinski y su compañero y compatriota Helmut Bradl, padre de Stefan, actual piloto probador de Honda. Tras varias carreras lejos de la victoria, había tomado la decisión, retirarse del Mundial a final de temporada.
Desgraciadamente la tragedia le sacudiría en el último Gran Premio de Yugoslavia de la historia, en un desastre de organización de un país que se acercaba a la guerra civil. Las condiciones de seguridad eran muy limitadas y las decisiones no fueron las mejores. El australiano Darren Milner pudo competir la carrera, pese a haber clasificado el sábado a más de seis segundos del poleman.
Como reconoció tras la carrera John Kocisnki, campeón aquel año de 250cc: “Resulta lamentable e injusto. Que la federación deje correr a individuos como Milner. Lo doblamos dos veces a lo largo de la prueba y puedo asegurar que en las dos ocasiones que él pasé iba de paseo, con la mano apoyada en su rodilla izquierda”
El piloto australiano fue clave para la tragedia. En una carrera con condiciones cambiantes, a falta de tres para el final, Roth estaba disputando la victoria en el grupo de cabeza contra Kocinski, Cardús o Álex Crivillé. Entonces se puso a llover más y parecía que la carrera se acabaría, pero la bandera roja no aparecía. Milner, tras haber sido doblado varias veces y viendo el riesgo, reducía aún más la velocidad para ir a boxes.
Con tan mala suerte que se metió en el interior de una de las curvas más rápidas hacia izquierda, que se hace ciega cuando vas en grupo tras otra curva rápida a derechas enlazada. Ahí los primeros del grupo lo esquivaron. Roth, que marchaba sexto en ese momento no vio a Milner. El alemán sí vio como sus rivales se iban más hacia la derecha y en milésimas de segundo pensó que tendría la oportunidad de atacar. Así ganar posiciones, buscando el último podio en su carrera deportiva.
Roth entonces impactó brutalmente contra Milner quedando durante minutos en paro cardíaco. Cuando llegaron las asistencias consiguieron reanimarlo, pero los daños cerebrales estaban ya ahí. El piloto quedó en coma. Álex Crivillé, que venía detrás de Roth, también se cayó en el incidente. El destino eligió que fuese el alemán en vez del español, un cambio de posición cambió todo.
Así lo contaba Crivillé entonces: “Yo marchaba el último. Se trata de una curva que tomas en cuarta a tope, es decir, a casi 200 por hora. Una curva larga, rápida donde vas metido dentro del carenado pues a la salida hay una recta. Roth no vio a Milner y tal vez pensó que Bradl y Wimmer, que cambiaron de trayectoria para esquivar al australiano, habían cometido un error de trazada y quiso aprovechar el hueco creado en el interior de la curva para superarles, con tan mala fortuna que se encontró de golpe con Milner”
Aún se me parte el corazón al ver las imágenes de su mujer, que lo esperaba en el paddock y se derrumbó al ver como lo sacaban en camilla de la ambulancia. Juntos tenían un hijo que entonces tenía seis años. La mayor crueldad para este querido piloto alemán, que se iba a retirar a final de temporada. Irónicamente, la vuelta del accidente no contó y en los resultados oficiales consta que aquel día Roth acabó sexto, en su última carrera.
Cuando Roth salió del coma los médicos pudieron comprobar con impotencia, que había quedado prácticamente en estado “vegetativo”. Con los cuidados de su mujer, que nunca se separó de su lado, el piloto alemán fue progresando con el tiempo, aunque siempre con las consecuencias de la hemiplejía. No puede hablar y apenas moverse, pero está consciente, cuidado por su familia. Dicen que aún se le iluminan los ojos cuando ve carreras de motos en la televisión. Nosotros no podemos olvidarle.
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