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MOTOSAN | MOTOGP, MOTOCICLISMO Y COMPETICIÓN. "Life is Racing"

Lidiar con el Toro en Cataluña, Carlos Checa

12 Feb. 18 | 18:00

Aunque parezca un título propio de la tauromaquia hablamos de Motociclismo y de una época ya pasada, las 500cc. Hubo una vez un piloto que cuando llegaba el circuito de Montmeló se transformaba, sacaba lo mejor de sí mismo y era muy difícil de lidiar, nuestro “Toro” Carlos Checa.

Por Jesús Sánchez Santos @JesSanSan

El año 95’ fue un año convulso para el de Sant Fruitós, tras empezar la temporada en 250cc y al fin con una moto competitiva, una Honda oficial del equipo de Sito Pons, el cuarto puesto en la primera carrera en el circuito de Eastern Creek fue sólo un espejismo para Checa. Después de 8 carreras sólo acumulaba 45 puntos y el mundial estaba perdido, Carlos estaba perdido. (Foto portada HRC)

¡Entonces ocurrió! La grave lesión en Le Mans de Alberto Puig, su compañero de equipo, hizo que Sito Pons tomara la sorprendente decisión de montar a Checa en la 500cc que iba a quedar huérfana hasta final de temporada. Fue una gran decisión porque desde su primer entreno comprobamos que había nacido para llevar motos de gran cilindrada. Sus resultados fueron sorprendentes, más aún sin haber hecho pretemporada. Acabó regularmente entre los 8 primeros, pero entonces llegó el GP de Cataluña para despedir la temporada…

 

Foto Repsol Media

Checa salió quinto/sexto, con su dorsal nº 12 en el frontal y con decisión fue adelantando a todos, Doohan, Crivillé, Cadalora, Barros, hasta ponerse en cabeza. Conducía con una seguridad y contundencia propias de un experto.

Todos se preguntaban: “¿De dónde ha salido éste?”

Crivillé intentaba seguir su rueda, pero veía con impotencia como Checa se marchaba poco a poco,  hasta que ocurrió… ¡Caída de Carlos Checa en cabeza! El sueño del de Sant Fruitós de conseguir su primera victoria, más aún en casa, se rompió en mil pedazos a poco del final cuando escapado lo rozaba. Fue en la curva Seat donde se suelen poner los “espargarines”. Un trallazo de atrás al querer acelerar aún demasiado tumbado y quedó colgado de su moto para acabar en la grava. Nadie hubiese podido aquel día con el “rookie”.

El Gran Premio de 1996 de Cataluña iba a ser una nueva oportunidad para Carlos y una carrera histórica por muchos motivos. Un “garone” en grupo con Cadalora, Crivillé, Checa, Doohan y Barros. Checa remontó y tras un par de adelantamientos, en tres vueltas ya era cabeza de carrera. Entonces emulando su táctica del año anterior, se puso a tirar para escaparse del resto.

Tras varias vueltas rápidas lo consiguió, aunque todos teníamos en mente la caída del año anterior en idénticas circunstancias. Hasta el propio Carlos, que esta vez se dedicó a conservar la diferencia respecto al grupo perseguidor, para así obtener su primera victoria en Gran Premio. Tal y como había soñado, en casa. Recibió el trofeo de ganador de manos del rey Don Juan Carlos I y le soltó la famosa frase “Tienes que venir”, saltándose todo el protocolo.

Aquel día Crivillé dedicó unas derrapadas inolvidables a la salida de la curva Repsol y Doohan se proclamó campeón del mundo por tercera vez. Nos deleitaron con un muy emocionante final. Sin duda, un día irrepetible.

En 1997, tras dos años en los que sólo el de Sant Fruitós fue rival de sí mismo, al fin alguien decidió plantarle cara. De nuevo un Checa inspirado salió con la decisión de ganar, pero esta vez un arrollador Doohan, en su mejor temporada en 500cc y ya campeón del mundo por cuarta vez, no estaba dispuesto a evitar la faena. En un duelo de última vuelta, el australiano se hacía con la victoria por cuatro décimas sobre Checa. Preciosas imágenes nos dejaron, con Crivillé una vez más en el podio tercera posición.

Foto MotoGP

En 1998, antes de llegar a Cataluña, el “Toro” tuvo el grave accidente en Donington Park que cortó su progresión y le hizo cambiar. Pese a darnos grandes actuaciones y mantener todo su talento, perdió esa bravura que le caracterizó en sus primeros años y que le llevó a tener actuaciones heroicas como las recordadas en Montmeló.

Queda ya lejos esta romántica época en la que lidiar con el “Toro” y salir a hombros en Cataluña, resultaba algo casi imposible.

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