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Mugello, un antes y un después para Rossi y Marc Márquez

2 Jun. 19 | 13:25
Michelin

Estábamos inmersos en la temporada 2010 y llegábamos a tierras italianas. Mugello iba a ser un Gran Premio que sin intuirse previamente iba a ser un cambio radical en dos pilotos que nunca volverían a ser los mismos. Hablamos de Valentino Rossi y Marc Márquez, el cambio de una Era se escenificó ese fin de semana.

Valentino Rossi, uno de los pilotos más grandes de la historia con 9 títulos mundiales, llegaba a esa cita con 104 victorias en Grandes Premios, nada más y nada menos. El la clasificación general tras tres citas, marchaba segundo en la clasificación provisional a 9 puntos del líder en ese momento, Jorge Lorenzo. Corría en casa y salía con la máxima ambición de ganar y demostrar que iba a por su décimo título, pero entonces ocurrió el desastre ante los ojos atónitos de sus aficionados.

Sufría una desgraciada caída en los entrenamientos libres con fractura de Tibia y Peroné en su pierna derecha. Valentino todo pundonor regresó mucho antes de lo esperado, pero nunca “regresó” por completo, algo había cambiado en él. Ni peor, ni mejor, simplemente diferente porque no podemos negar la evolución en su pilotaje y cómo ha rozado el décimo título varios años. Cambió su signo ganador, el que rara vez le había abandonado desde que empezó a marcar territorio allá por 1997 con su primer título.

Para 2011 se equivocó yendo a Ducati. Pensó que podría hacer algo tan increíble como había logrado en Yamaha 7 años antes, pero el milagro no se repitió. La generación de estrellas que llegó tras él, Stoner, Lorenzo, Pedrosa o Dovizioso, empezaron a copar la victorias y los podios y cuando todo el mundo “lo retiraba” de la competición por primera vez, volvió a reinventarse regresando a Yamaha con toda humildad para 2013. Los números en victorias y podios nunca volvieron a ser lo que eran y por supuesto aún sigue persiguiendo el sueño del 10 título.

Un 10º título que sin duda hubiese llegado (Y el 11º, y el 12º…) si no hubiese aparecido el piloto que marca el Mundial desde aquel Mugello 2010, Marc Márquez. Aunque cueste aceptarlo, el tiempo pasa y es ley de vida. Se van nuestros héroes y llegan nuevos y afortunadamente seguimos disfrutando de Valentino pese a tener 40 años. Yo viví las batallas de finales de los ’80 en 500cc y sé lo que es tener que decir adiós a pilotos como Lawson, Schwantz o Doohan, que como todos tuvieron que colgar el mono.

3 años después y tras varias desgracias como son: una lesión en el hombro, dos años horribles en Ducati y la pérdida de su gran amigo “SuperSic”…  a sus 34 años ya no ha vuelto a ser el mismo. A los números me remito desde Mugello 2010: 1 victoria (Malasia 2010 con Yamaha) y 10 podios (7 de ellos con Yamaha y 3 con Ducati). Poco bagaje para uno de los más grandes de la historia. Aunque nos duela a todos los que le admiramos, es ley de vida. Todo llega y todo pasa.

A sus 17 años, Marc Márquez llegaba a Mugello 2010 con dos podios y una caída en Jerez por culpa de su tubo de escape. En la clasificación le alejaban 33 puntos del entonces líder de 125cc, Nico Terol. Aquel día Terol y Espargaró se escaparon, quedando Márquez rezagado con Smith. Los primeros empezaron a jugar a gato y al ratón, permitiendo despertar a los de atrás, sin saber que estaban esperando a uno de los pilotos con más talento por explotar, al dominador de la década que empezaban. Tras una intensa lucha entre los cuatro, Márquez ganó “in estremis” por 39 milésimas. Ahí despertó la “bestia” dormida que llevaba dentro.

Desde entonces Márquez acumula siete títulos de campeón de nueve posibles, 73 victorias, 120 podios y 84 poles, números que hablan por sí mismos camino hacia el octavo entorchado. Un título que sólo una lesión o los errores propios podrían evitar, como la mayoría de los apasionados a este deporte entendemos sólo que ver las primeras carreras de la temporada.

En MotoGP se convirtió en 2013 en el ganador más joven de una carrera y del título en la categoría reina. Y no todo son números, pues en la retina de los aficionados quedan carreras legendarias como Portugal 2010, ganando tras caer en la vuelta de reconocimiento, Australia 2011, del último en parrilla al tercero en meta, Japón 2012, tras quedar su moto parada en la salida, remonta y gana la carrera o en Valencia 2012, saliendo el último en lluvia y sin necesidad de arriesgar pues ya era campeón, remonta vorazmente hasta ganar. Luego llegaría a la categoría reina donde impuso una nueva manera de correr y apretó las clavijas a todos. Adelantamientos al límite, el codo como herramienta para salvadas imposibles, una concepción del riesgo muy diferente al resto. Ganarle parece algo imposible y sólo poder competir con él ya es un éxito como en la época de Doohan en los ’90 o de Rossi a principios de siglo.

Tenemos la suerte de que ambos fueras de serie, Valentino y Marc, convivan en el presente en una misma parrilla. Pienso en Doohan y digo… ¡Como me hubiese gustado verle competir contra Rossi!

Foto Michelin

Es un privilegio verlos juntos, pero viéndolo con perspectiva vemos como Mugello 2010 fue un antes y un después para ambos campeones, una luz empezó a apagarse y otra a brillar con más fuerza cada día. Rossi nunca volverá a ser el que fue, ni le hace falta pues ya lo ha sido todo. Está jugando la prórroga y nosotros disfrutando que ojalá sea larga. Cada contrato parece el último pero él sigue ahí, donde nunca nadie ha llegado antes. Personalmente me gustaría volver a verle ganar, pero si no lo logra, su palmarés está ahí y el cariño de todos los aficionados del mundo no cambiará. Márquez, a sus 26 años ya es uno de los más grandes de la historia, habiendo dominado la década 2010-2019 como antes hicieron otros. La sensación que da es que quedan éxitos para rato y que los récords seguirán cayendo. Sólo necesita tiempo y suerte con las lesiones.

Mugello 2010, un antes y un después para Marc y Valentino.

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