
El jefe de mecánicos de Andrea Dovizioso en Ducati alaba las virtudes de su piloto en una entrevista para la revista francesa Sport Bikes, donde describe cómo es trabajar con él y apunta varias de las claves de la mejora vivida en 2017 por el piloto italiano.
El trabajo en los garajes del Mundial de MotoGP es extremadamente importante para obtener los mejores resultados. A menudo, esta labor queda en la sombra, tapada por los resultados, que son los que, a la larga, se llevan todos los titulares. Uno de los casos más destacables de mejora repentina de rendimiento en MotoGP en los últimos años ha sido el de Andrea Dovizioso. El italiano, que desde su debut en 2008 sólo había logrado dos victorias, fue capaz de ganar en seis ocasiones la temporada pasada. Uno de los artífices de esta progresión ha sido Alberto Giribuola, su jefe de mecánicos desde 2016. A pesar de su juventud –sólo tiene 35 años–, el ingeniero italiano ha dado un vuelco en el garaje de Dovizioso, ayudándole a llegar a lo más alto.
Su experiencia en el Mundial, a pesar de su edad, es razonablamente amplia. Debutó en MotoGP en 2009 en el garaje del Pramac, realizando labores en la electrónica de las Ducati de Aleix Espargaró. Desde entonces, pasó por el Mundial de Superbike en 2013, trabajó de nuevo en MotoGP con Petrucci y en 2016 se le presentó la oportunidad de ser el jefe de mecánicos de Andrea Dovizioso en Ducati. A pesar de llegar a este rango procedente más de la parte electrónica de la moto que de la mecánica, Giribuola cree que es una ventaja y que les permite profundizar más en la puesta a punto de la moto. “Ahora que también trabajo en la parte mecánica de la puesta a punto, tener experiencia en el apartado electrónico es un punto a favor, ya que puedo hablar con los chicos de electrónica y entender cuál es la situación en todo momento”, relata.
Ahondando en la dicotomía entre la parte mecánica y electrónica de la puesta a punto, Giribuola es claro: “Es importante trabajar al 50/50 en ambos aspectos”. El ingeniero justifica la postura afirmando que, en caso de encontrar algún problema, “se puede resolver desde ambos puntos de vista, no hay que dar más pasos en un ámbito que en el otro”.
“Para Dovi, tener un amigo en el garaje es una ventaja”
Más allá de la faceta técnica, la llegada de Giribuola al garaje de Dovizioso también ha supuesto un gran avance en el aspecto personal. Ambos conectaron des del primer instante que empezaron a trabajar juntos. “Andrea y yo pensamos de una forma muy similar, y además somos de la misma generación, y hemos llegado al punto en que él actúa como yo y yo como él”, confiesa. Para el ingeniero, la mentalidad de Dovizioso respecto a la relación con su equipo de trabajo es clave. “Para él, tener un amigo en el garaje es una ventaja, ya que si algo no funciona, podemos discutirlo relajadamente”, reconoce, aunque también confiesa que su tarea con el piloto va más allá de la puesta a punto de la moto. “Mi trabajo con Dovi es, en un 50%, psicológico, ya que cuando le sugiero algún cambio en la moto, él tiene que confiar en mí”, afirma.

El Dovizioso piloto, después de la brillante temporada 2017, se ha ganó un lugar entre los mejores por su temperamento y, a la vez, su agresividad cuando era necesario atacar. El Dovizioso persona, cuando se quita el casco, es, según Giribuola, un reflejo de cómo es en pista. “Es una persona muy calmada y pensativa, pero lo que quiere realmente es ganar. Su mayor diferencia respecto al resto es que, a pesar de los éxitos, sigue siendo una persona normal, no se cree un súper hombre. Eso sí, cree que él es muy bueno pilotando una moto”, relata su jefe de mecánicos, que a su vez destaca la calma con la que su piloto afronta ciertas situaciones en carrera. “Él siempre intenta usar mucho el cerebro para no tomar riesgos innecesarios que pongan en riesgo un buen resultado”, confiesa.
“En 2017 encontramos una buena base”
Una de las claves de la temporada pasada fue la mejora de rendimiento de Ducati, un progreso que empezó en 2016 –lograron dos victorias tras años de seguía–, coincidiendo con la llegada de Giribuola al garaje ducatista. El italiano sabía de antemano que la moto italiana tenía puntos muy fuertes y puntos débiles. En base a esto, trabajaron para encontrar un equilibrio que permitiera mejorar el rendimiento de la moto en todas las pistas. A la vista de los resultados, lo consiguieron. La clave fue el test post-carrera de Jerez del 2017. “Para el estilo de Dovizioso, una moto agresiva en frenada que pueda mantener la estabilidad en el tren trasero para encarar mejor las curvas es clave. En Jerez encontramos una puesta a punto que nos permitió ganar mucho tiempo en la entrada en curva, lo que nos permitió marcar la diferencia en Mugello”, recuerda Giribuola sobre esa carrera en territorio italiano donde Dovi se llevó la primera de las seis victorias que logró la temporada pasada.

Otra de las claves de la mejora de Dovizioso fue, según el ingeniero italiano, su estilo de conducción, que se adaptó a la perfección a las necesidades de los neumáticos Michelin. “La forma de pilotar de Dovizioso, basada en no estar mucho tiempo en máxima inclinación, nos permitió gestionar mejor los neumáticos”, reconoce, aunque confiesa que este estilo no se adapta a circuitos como Phillip Island o Termas de Río Hondo, los dos circuitos donde más sufrió Dovizioso en 2017. Giribuola, respecto a la gestión de los neumáticos, concluye afirmando que, uno de los problemas de Yamaha en la actualidad puede ser el conflicto de la filosofía de la moto japonesa y los neumáticos Michelin. “Las Yamaha siempre dan mucha importancia al paso por curva, y sus pilotos siempre intentan sacarle el máximo partido haciendo trazadas que les hacen pasar gran parte de las curvas en máxima inclinación, lo que desgasta mucho las gomas”, opina.