El balear ha sido el protagonista de la última entrega de ‘La Caja de Dazn’ donde ha hablado de alguno de los momentos claves de su carrera deportiva como su rivalidad con Valentino Rossi o sus puntos débiles.
Jorge Lorenzo ha hecho historia en MotoGP durante más de una década y ni siquiera tras su despedida a finales de 2019 abandonó el paddock. Un año de contrato como piloto de pruebas de Yamaha, un 2021 como comentarista en su canal de Youtube, de este año el enviado especial de Dazn. En el último capítulo de ‘La Caja de Día’ relató algunos de los momentos clave de su carrera deportiva, como su batalla con Valentino Rossi en Montmeló 2009. Tras su despedida del Campeonato del Mundo en 2019, el pentacampeón mallorquín se centró en otros proyectos profesionales y viajes, convirtiéndose en muchas ocasiones en protagonista de la televisión, pero nunca alejado de todo lo que ocurría dentro del paddock.
Sus puntos débiles
Su relación con Valentino Rossi, de rivales a compañeros de equipo. “El peor momento con Rossi fue después de Sepang, lo de la patada o caída de Marc, no sé cómo fue. Hubo ese toque. Yo cuando llegué al parque cerrado no sabía nada, mis mecánicos me dijeron ‘oye ha pasado esto, pero no la líes’, y cuando yo vi eso y me enteré de que no había sanción, equivocadamente o no, estaba encendido, y desaprobaba las imágenes de ese encuentro Márquez-Rossi antes de subir al podio. Luego hice el gesto del podio (ndr. se marchó sin celebrarlo), y a partir de ahí la relación cambió a peor, y luego el desenlace del campeonato, que lo gané. Hasta que me fui a Ducati, un poco después, en 2018, la relación no empezó a mejorar un poco. Y ahora es bastante buena”.
Uno de sus puntos débiles… que tiene que ver con un despertador. “Era muy trabajador, cuando llegaba al paddock trabajaba mucho, pero tenía un problema: me acostaba muy tarde. Si hubiese sido más disciplinado, durmiendo más y acostándome dos horas antes, hubiese tenido mejores resultados. Era mi único punto débil, al final muchas distracciones… no las voy a decir aquí (risas) me hacían acostarme muy tarde y dormía poco”.
La perfección, su punto débil mental. “El problema es que era muy perfeccionista. Wayne Rayney me lo dijo un día, ‘no te olvides nunca de disfrutar’, porque a mí me pasó, estaba tan obsesionado con la perfección que no disfrutaba, se volvía en mi contra, pierdes felicidad y alegría, y también rendimiento. Eso lo sufrí mucho en 2019, las cosas no me iban bien, me lesioné en pretemporada. Para revertir mi situación con Honda entrenaba desde las 9 de la mañana, no tenía ocio. Entré en una especie de depresión, no estaba feliz ni motivado. Años antes también me pasó algo similar, y cada vez que me iba a un viaje importante tipo Australia, me cogía un par de días y me iba a visitar Sídney, en Europa me iba con Kike mi asistente a jugar al golf. Así llegaba al circuito más motivado y feliz”.
La relación con su padre. “Si mi padre hubiera sido más blando seguramente no habría ganado tanto y no tendría ahora todo el éxito que he conseguido, pero igual nos llevaríamos mejor. Pero no lo cambiaría. No sé si seré padre en el futuro, pero, si lo soy, intentaría evitar que fuese piloto. Primero porque igual no lo va a necesitar. Si lo quiere hacer, yo no le voy a patrocinar“.
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