En esta primera semana ya de la pretemporada de MotoGP, seguimos con la cuenta atrás con el objetivo puesto en el Gran Premio de Catar 2020 en el circuito de Losail.
Afortunadamente, la cuenta atrás cada vez dura menos y no en vano el objetivo de Dorna es que en 2022 haya 22 Grandes Premios y menos entrenamientos. Algo que sin duda haría el invierno más llevadero. Cuando el Mundial era en blanco y negro, las temporadas empezaban sobre abril y para septiembre ya estaba “todo el pescado vendido”. Este ensanchamiento, con más carreras, hace que más personas se aficionen y se queden enganchados.
El protagonista de hoy es el piloto francés Christian Leon, un nombre muy importante en el “endurance”, el campeonato del mundo de resistencia. Puede que mucho menos conocido que el de MotoGP, pero no por ello menos apasionante. Sólo hay que recordar las últimas 8 Horas de Suzuka donde la victoria y el título se decidieron en el último suspiro.
Mientras que en MotoGP recordamos a Hailwood, Agostini, Rossi o Márquez, como los más grandes de la historia, en la resistencia en moto encontramos al francés Christian Leon como una leyenda. El FIM EWC es una competición muy importante para el motociclismo francés, donde son con diferencia los mejores de la disciplina.
Christian Leon puede ser reconocible como la primera estrella que trascendió más allá de la propia competición de la resistencia. En principio su objetivo hubiera sido llegar al Mundial de Grandes Premios, pero el tema económico fue clave para que se decantara por las carreras en las que finalmente destacó.
Mientras destacaba por su velocidad en moto, Honda France lo fichó como piloto oficial para competir junto a Jean-Claude Chemarin. Ambos formaron un equipo perfecto, ya que mientras Leon era rapidísimo, Chamarin era muy constante. Juntos se llevaron muchas victorias y los títulos de resistencia desde 1977 hasta 1979, tres en total.
En 1980 los resultados no acompañaron y los caminos de Honda/Leon/Chemarin se separaron. Fichó por Suzuki para 1981 pero la desgracia volvió a golpear al motociclismo francés. Durante la pretemporada, en el circuito de Riyuho, un gravísimo accidente hizo que perdiera la vida. Había dejado una gran huella, demostrando que en resistencia se podía ser muy rápido y constante a la vez.
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