Marco Simoncelli. Aquel maldito 23 de octubre de 2011 en Sepang nos lo arrebató a todos.
Han pasado más de ocho años, pero Marco Simoncelli sigue muy presente en MotoGP, tanto para el campeonato como en los aficionados. Su 58 pertenece a su familia y nadie lo podrá volver a usar en la categoría reina. Fue nombrado “MotoGP Legend” como campeón de 250cc, en un caso similar a Daijiro Kato o Jarno Saarinen, campeones de la categoría intermedia con gran talento, que perdieron la vida antes de poder demostrar todo lo que podían hacer.
El circuito de Misano ahora lleva su nombre, pasándose a llamar “Misano World Circuit Marco Simoncelli” en honor a él. Su gran amigo y mentor, Valentino Rossi, siempre lo tiene muy presente. Con el “58 de SuperSic” en el casco, durante estos años ha tenido momentos de homenaje y de recuerdo para Marco, ese “hermano pequeño” con el que empezó a entrenar y con el que surgió la idea del nacimiento de la VR46 Academy, así como su Rancho.
Sólo el cruel destino quiso que Valentino estuviera inmiscuido en el accidente que le costaría la vida a Marco. Una muestra más de la fuerza mental del 46 y de su pasión por el motociclismo, donde otros campeones “colgaron el mono” a lo largo de la historia al perder a un amigo en carrera, Rossi ha seguido empujando con todas sus fuerzas para seguir sintiéndose competitivo.
Simoncelli fue campeón europeo de 125cc en 2002 mientras compaginaba con sus primeras apariciones en el Mundial como “wild card”. Su primera Gran Premio fue en Brno ’02, mientras que en su segunda aparición, en Estoril, conseguiría sus primeros puntos. En 2003, ya con 16 años, haría su primera temporada completa, para en Jerez ’04 vencer en el Mundial por primera vez.
En 2005 daría otro paso adelante, volviendo a ganar en Jerez, sumó seis podios para acabar en 5ª posición final. Lastrado por su altura, 183 centímetros son demasiados para una moto de 125cc, en 2006 saltaría a 250cc. Perteneciente a una gran generación de pilotos, como Pedrosa, Lorenzo, Stoner, Dovizioso, Barberá o Bautista, tuvo enfrentamientos con ellos a lo largo de toda su carrera deportiva.
Tras las temporadas 2006 y 2007, donde no llegaría al podio y acabaría 10º en el Mundial de 250cc, su explosión deportiva le llegaría en 2008 con Gilera a sus 21 años. Cuando nadie contaba con él, con una Gilera RS y tras no haber puntuado en las dos primeras carreras, empezó a impresionar con brillantes y polémicas actuaciones a partes iguales. Su velocidad iba de la mano con algunas acciones al límite contra rivales, principalmente españoles como Barberá o Bautista, que le hizo sufrir muchas críticas, aunque pocas sanciones por parte de Dirección de Carrera.
Sea como fuere, fue un justo campeón en 2008, dejándonos inolvidables imágenes de su celebración en Sepang, justo el circuito donde tres años después perdería la vida. En 2009 volvió a estar a un gran nivel pero no pudo mantener su corona de 250cc antes de saltar a MotoGP con el Honda Gresini. 2010 fue un año de aprendizaje, en el que pese a no llegar al podio, acabaría 8º en la clasificación final. De esa forma se aseguraba una Honda RC212V “pata negra” para 2011.
Simoncelli fue uno de los grandes protagonistas del año 2011. “Mi manera de pilotar es agresiva, no dar nunca mi brazo a torcer y darlo todo en cada situación” afirmaba él mismo. Como era él, a lo largo de aquel 2011 fue combinando actuaciones brillantes, que normalmente no llegaban a buen puerto, al tener incidentes con pesos pesados como Lorenzo o Pedrosa. Stoner también criticó que tenía suficiente talento para no meterse en esos líos.
Logró la pole en Cataluña y fue pitado por la afición. En Assen repetiría pole, pero caería en la primera vuelta, llevando al suelo a Lorenzo, uno de los candidatos al título. Tardó más de lo esperado por su velocidad, pero en la 11ª carrera del año, disputada en Brno, Simoncelli conseguiría su primer podio en MotoGP. En su entrañable “torpeza” dentro y fuera de pista, Marco seguía evolucionando y de hecho en su última carrera, disputada en Phillip Island, conseguiría su mejor resultado en MotoGP al acabar segundo tras un imbatible Stoner en casa.
La siguiente carrera fue una semana después en Sepang, donde ocurrió la tragedia y el corazón se nos paró a todos. En la curva 11 durante la segunda vuelta, tras varios adelantamientos con su gran rival Bautista, perdía la rueda delantera. Tal y como era él, luchó para aguantar la moto y salvar la caída, con tan mala suerte de que el neumático agarró para devolverle dentro de pista. Fue embestido por Edwards y Rossi, quedando sin casco postrado en medio del circuito, ya si consciencia.
Su padre, que veía la carrera a pie de pista, llegó de inmediato y supo que Marco ya se había ido. Su muerte fue confirmada poco después en el centro médico del circuito. Paolo Simoncelli, mantiene vivo el recuerdo de su hijo ya que lejos de venirse abajo, con gran fuerza de voluntad y un amor por el motociclismo fuera de toda compresión, montó su propio equipo. Este año su pupilo Tatsuki Suzuki venció con sus colores en el Misano World Circuit Marco Simoncelli y creo que todos nos emocionamos inmensamente al ver abrazar al japonés como si fuera su hijo.
Siempre nos quedará su despistada mirada, su tímida sonrisa y su sencillez en el trato con el aficionado. Su estilo de pilotaje al límite, combinando velocidad, riesgo y polémica. Su estética sobre la moto, así como su llamativo pelo cuando se quitaba el casco. Algunos le adoraban, otros lo detestaban, pero su carisma estaba fuera de toda duda. Sempre Nel Cuore, Marco Simoncelli.
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