Hoy nuestro protagonista no podía ser otro que Barry Sheene.
Sheene fue el último de esos grandes pilotos británicos que dominaron el “Continental Circus” desde 1949 hasta 1977. Él fue el último en proclamarse campeón de 500cc antes del asalto de americanos y australianos. Lo logró con su mítica Suzuki dorsal número 7 en las temporadas 1976 y 1977.
Hasta su llegada el motociclismo no conectaba con el gran público, eran esos “locos” de las motos. Sheene supuso un enorme impacto, algo parecido a lo vivido con Rossi años después. Entre ambos hay señas de identidad como la frescura y el carisma, aparte de llevar siempre un número que no cambiaba, aunque fuese campeón. En su casco siempre el Pato Donald. En cualquier lugar siempre era buen momento para echarse unas risas o fumarse un “pitillo”. Sheene tenía incluso un agujero en el casco para poder fumar con él puesto en la parrilla de salida.
Hoy en día es conocido entre todos los moteros el saludo con la “V” de victoria, con los dedos índice y anular. Aquello surgió de Sheene, que cada vez que ganaba lo celebraba saludando a las cámaras con aquella V que en poco tiempo se fue extendiendo, para convertirse en un símbolo de compañerismo entre los amantes de las dos ruedas.
Su proyección deportiva fue muy rápida. Debutó en Montjuic ’70 con podio en 125cc. A la temporada siguiente le compitió el título a Ángel Nieto hasta la última carrera y para 1974 ya estaba centrado en 500cc con Suzuki. En aquella primera temporada en la categoría reina conseguiría sus primeros podios y acabar 6º en el campeonato.
En 1975 parecía preparado para poder luchar ya por el título contra Agostini/Yamaha y Read/MV Agusta, pero entonces sufrió su primer grave accidente. La carrera deportiva de Sheene también está marcada por las lesiones, ya que sufrió dos gravísimas que a punto estuvieron de costarle la vida. La primera de ellas aquel 1975 en el óvalo de Daytona a 285 kilómetros por hora.
Su neumático explotó, la moto se cruzó y sufrió un “highside” durísimo. Las consecuencias fueron devastadoras: fractura en fémur izquierdo, muñeca, antebrazo y clavícula derechas, 6 costillas, varias vértebras rotas por compresión y un riñón rajado. La operación para salvarle la vida dura horas pero es un éxito. Sheene coge un cigarro y sabiendo que ha esquivado la muerte, cuenta con su simpatía habitual, que si hubiese sido un caballo de carreras lo habrían sacrificado.
Su recuperación es más rápida de lo normal y mediada la temporada está en forma para ganar en Assen, su primera victoria en 500cc en un final apoteósico contra Agostini. Llegaron emparejados a la última chicane y pese a que el italiano le había ganado el interior, aguantó por fuera y consiguió ganar en uno de los finales más apretados de la historia. Repetiría victoria en el GP de Suecia para acabar 6º de nuevo en el Mundial.
Al fin llega su momento y es que con Suzuki dominaría los campeonatos de 1976 y 1977, siendo bicampeón de 500cc. La vida le sonreía, había ganado con facilidad estos años pero para 1978 llegaría su gran rival: Kenny Roberts y Yamaha. En uno de los duelos clásicos de dos pilotos antagonistas más recordado en la historia del Mundial.
Sigue ganando carreras, pero pierde su corona al ser subcampeón. En 1979 aún peor al acabar tercero a final de año. La carrera de Silverstone ’79 fue mítica entre Sheene y Roberts, decidiendo todo en los últimos metros como pasó este año entre Rins y Marc Márquez. Aunque Sheene lo intentó por fuera y no llegó a la victoria por milésimas.
La relación entre Sheene y Suzuki se va torciendo a lo largo de aquel año, así que decide montárselo por su cuenta. Yamaha en principio le iba a surtir de moto oficial, pero a la hora de la verdad, cuando Sheene reúne patrocinadores y equipo, se encuentra que la única sería para Roberts, su gran rival y número 1 de la marca.
La temporada de 1980 fue un total desastre con aquella Yamaha privada. Un quinto como mejor lugar en Jarama, acabando 15º el campeonato de 500cc. En 1981 Yamaha al fin le da un mejor material y Sheene vuelve a pelear por los podios. En la última carrera aquel año en Anderstorp, consigue la victoria, la que sería la última de un británico hasta que Crutchlow venciese en Brno 2016.
La temporada de 1982 empieza bien y Sheene no se baja del podio de forma constante, optando de nuevo al título de 500cc hasta que sufre su segundo grave accidente en el Mundial. Durante los entrenamientos libres de la carrera de Silverstone, se encuentra dos motos caídas y a 260 kilómetros por hora no puede evitar impactar con ellas.
Sale volando por los aires y explotan los depósitos de gasolina. La imagen es dantesca, Sheene inconsciente en el suelo con las motos ardiendo. Tiene las piernas y muñecas destrozadas, varios dedos machacados y se teme por su vida. Afortunadamente, de nuevo consigue recuperarse, pero aquello marca el final de sus éxitos deportivos, ya nunca volvió a luchar por lo más alto.
Siguió compitiendo hasta finales de 1984 donde sólo lograría un podio más, en Sudáfrica. Aunque acabase lejos de los puestos de honor el público lo adoraba, llevándose ovaciones en cada Gran Premio. Él siempre corría “en casa”. Su retirada supuso un enorme vacío para la afición británica, que aún hoy en día busca heredero en la categoría reina del motociclismo, MotoGP.
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