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Viñales admite que su entorno no era el adecuado: “Me fie, erróneamente, y la pifié”

2 Jun. 22 | 12:11
Maverick Viñales
FOTO: MotoGP

Un Maverick Viñales renovado habla para El Periódico sobre sus errores en el pasado y como se siente en su etapa actual

El Campeón del Mundo de Moto3 en 2013 y actual compañero de Aleix Espargaró en Aprilia, está convencido de que el apoyo de su família sumado a los cambios que ha hecho en su entorno le permitiran dar un paso adelante en el Mundial de MotoGP. Maverick Viñales pasó una época bastante gris en Yamaha y las circunstancias le llevaron a hacer un cambio de chip que empezó con el fichaje para la fabrica de Noale. No obstante, el de Roses también es consciente de sus erros y espera haber aprendido de ellos.

Viñales cuenta su primer error y de esa forma poder orientar a los pilotos que empiezan ahora: “No pretendo tanto, la verdad, pero sí puede ser que, leídas pausadamente, mis palabras puedan orientar a muchos jóvenes. Mi primer error fue no rodearme, hasta ahora, de gente profesional en todos los ámbitos de mi vida deportiva e, incluso, personal, que me ayudasen en el día a día. Me fie, erróneamente, de familiares y amigos, y la pifié. Y mucho“.

Sin embargo, el catalán asume las culpas de ese primer fallo. “No los culpo de nada ¡Dios me libre! Los escogí yo, tanto a los profesionales como a los amigos e, incluso, a los familiares. Todo fue con muy buena intención. Todos trabajaron duro para ayudarme, siempre con muy buena intención. El problema es que no eran los mejores y, además, me dejaron pensar y decidir en cosas que no debía. Ahora lo puedo decir: yo era muy joven y lo mejor que sabía hacer era pilotar. Yo solo era el piloto. Todo lo demás se me escapaba“.

El mayor error: irse de Suzuki

Pero este error no fue el único, hubo otros muchos más graves. “Hubo errores gordos, sí. Por ejemplo, abandonar Suzuki al final del Mundial 2016 para fichar por Yamaha. Aquel fue un paso en falso, pero… la Yamaha era, entonces, la moto de referencia. Nadie me hizo ver que no podía abandonar el magnífico trabajo que había hecho en Suzuki y con Suzuki“.

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Maverick reconoce otros errores, hablando en plural: “no debí irme a vivir a Andorra“. “Me fui a vivir allí y me equivoqué. Cree una base en Andorra con mis amigos. Tenía una vida inmejorable, estupenda, fácil, pero ahora puedo decir que no era la vida correcta para ser campeón del mundo de MotoGP. Debí haber seguido mi instinto, mis valores y continuar con los míos, en casa, como ahora, entrenándome donde siempre, viviendo junto a los míos, yendo en moto con los míos, haciendo lo que siempre me ha funcionado, pero, en aquel momento, me confundí“, confiesa el rosense.

El catalán ha vuelto a sus raíces. “Nadie puede imaginarse lo que es para un deportista de élite y más para un piloto que corre en moto a 350 kms/h., que puede ganar o perder por una décima de segunda, que no sabe dónde la pierde o dónde la gana, tener estabilidad, tenerlo todo bajo control, tener una vida serena, organizada, estable, estar feliz contigo mismo y los tuyos. Yo, ahora, puedo decirlo y es por ello que estoy seguro de que, a partir de ahí, puedo construir un proyecto ganador, con el que poder cumplir mi sueño de niño: ser campeón del mundo de MotoGP“.

“Si tu cabeza no está limpia, es imposible rendir”

Todo empieza por tener un entorno sano y estar rodeado por los mejores profesionales. “No en primera instancia. Todo arranca de haberme cruzado en la vida con Raquel Subirà, mi esposa, y del nacimiento, hace justo un año, de la pequeña Nina. Y, sí, claro, de rodearme de un gran equipo profesional. Pero el clic, el cambio, el impulso, el «sí se puede», parte de la unión con Raquel y el nacimiento de nuestra joya. El nacimiento de Nina me ha dado fuerzas para intentar, ahora sí, cumplir mi sueño. Cada día, cuando le miró a los ojos, sé que voy a ser campeón, sé que cumpliré mi sueño de niño, porque veo ese sueño reflejado en esos ojos limpios. Cada mañana, cuando se le ilumina la cara, pienso «¡lo seré, lo seré, lo seré!»“.

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Es imposible ganar sin estar sereno con uno mismo. “Yo no sé cómo son los otros deportes, pero aquí, sino no estás bien en casa, feliz, si no tienes gente profesional que se cuide de tus cosas y te garantice que todo está bajo control, es imposible rendir, ganar. No es verdad que entrenemos. Nosotros no entrenamos. Nosotros damos todas las vueltas, ¡todas!, de viernes, sábado y domingo, a ‘full’, a tope, gas a fondo, en plan ‘qualy’, empujando siempre al límite, siempre. Y, si tu cabeza no está limpia, es imposible rendir. Todo lo negativo que te rodea, todas tus dudas e incertidumbres, todas, las personales y las profesionales, aparecen en la pista. Y no ganas. Imposible“.

“Aprilia se está desviviendo por mí”

¿Cuáles son los cambios necesarios para lograr ese ambiente?Creer. Creer en mí. Creer en los míos. En mis posibilidades. Ser feliz en casa, con Raquel y Nina, que me aportan ese plus. Ahora mismo, sentirme tremendamente orgulloso porque Aprilia, que podía haber prescindido de mí, me renueve dos años y confíe en que el camino que hemos elegido, que es distinto al de Aleix (Espargaró), que tan extraordinario rendimiento le está sacando a nuestra moto, también funcionará conmigo y más pronto que tarde“.

La unión de Viñales con su equipo es patente. “Desde el primer minuto, somos una familia porque es la única manera de que acabemos triunfando juntos. La fábrica se está desviviendo por mí, por mi camino y mis peticiones. Ellos son italianos y su capacidad de reacción es inmediata (o casi), son muy distintos a los japoneses. Ellos se vuelven locos por ayudarte. Yo lo único que quiero es corresponder a su cariño. Estoy intentando crear un buen ambiente en el ‘team’, saber de mis ingenieros y mecánicos, sin meterme en sus vidas, pero saber qué necesitan de mí, quiero sentir y provocar buenas vibraciones, convertirnos en cómplices, trabajar en armonía. Yo deposito mi vida en sus manos y ellos han de saber que confió ciegamente en ellos“.

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“La vida no es un ‘sprint’, sino una maratón”

La Aprilia de Viñales no está delante como la de Aleix, pero van dando pasos importantes. “Siento que la oportunidad está volviendo, que, más pronto que tarde, todo acabará cuadrando. Este es un deporte de pasión. Aquí, para ganar, hay que crear lazos indestructibles en el seno de tu equipo, por eso estoy creando un estilo de vida basado en la confianza mutua entre todos nosotros“.

Viñales aprovecha el final de la entrevista para confesar su mayor error: haber corrido demasiado siempre y en todo. “Debí distanciarme más de las decisiones que tomé, tomarme mi tiempo, reflexionar, pensar, meditar, asesorarme mejor antes de decidir sobre lo que se me pedía opinión o lo que debía decidir. Yo siempre iba al ‘sprint’ y, afortunadamente, la aparición de Raquel, el nacimiento de Nica y rodearme de buenos profesionales, me han hecho ver que la vida no es un ‘sprint’, sino una maratón“, concluye.

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