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Cómo reducir la siniestralidad; episodio 2: La recaudación de las multas, íntegra para Seguridad Vial

10 May. 21 | 16:00
Radar de velocidad colocado en una carretera
Foto: Denny Müller

Millones de euros recaudados mediante sanciones y tasas no revierten en mejorar las condiciones. La movilidad segura requiere de fuertes inversiones, y este dinero debe utilizarse en su totalidad para este propósito.

Si has comprado una moto hace pocos años, sabrás que parte de su precio incluía ciertos dispositivos de seguridad que son obligatorios por ley, por ejemplo, el ABS, o un sistema de frenada combinada en las de menor cilindrada. Como te aporta seguridad, y para que no te despistes, obligamos al fabricante a que lo instale, y lo pagas tú. Casco homologado, guantes (recuerda, obligatorios a partir de mañana), y empieza a sonar (ya lo veremos) la posibilidad del airbag. En el caso de los coches, la lista es aún más amplia, con ABS, ESP, eCall, airbags, ADAS en breve… Por tu seguridad. Y no lo olvidemos, con un sobrecoste que aumenta el precio del vehículo, con su correspondiente IVA (con tasa máxima) e Impuesto de Matriculación, si es aplicable.

Supongo que no te costará mucho esfuerzo identificar una carretera o una calle de tu municipio que necesite un buen repaso por tu seguridad. El mantenimiento de las carreteras españolas arrastra un déficit cercano a los 8.000 millones de euros. Con asfalto en mal estado, bacheado, agujereado o estriado, señales decoloradas con los años y la dejadez de quien las puso y se olvidó de ellas. Por no hablar de elementos, que especialmente desde el punto de vista de los motoristas («colectivo vulnerable» nos llaman) necesitan un reenfoque, como la generalización del uso de pinturas antideslizantes o la instalación de guardarraíles equipados con SPM. Pero esto no lo pagas tú, así que mientras nuestros nuevos vehículos están armados de «electrónica de seguridad» hasta las bielas, muchas vías por las que circulamos se quedaron en el siglo pasado, conformando una «brecha tecnológica» inaceptable.

¿Dónde va el dinero de las multas y tasas?

El periodista Carlos Cancela publicó el año pasado en el diario El Confidencial un artículo donde afirmaba que la DGT, nutriéndose económicamente de multas y diversas tasas, transfiere al Estado unos 150 millones de euros de «superávit» cada año. Según Cancela, entre 2014 y 2018, y atendiendo a datos oficiales, la DGT habría recaudado unos 5.000 millones de euros por tasas y multas de tráfico, transfiriendo ese «sobrante» de 1.400 millones, un 28% de sus ingresos por estos conceptos.

Con estos datos, resulta complicado poder creerse que no haya dinero para mejorar muchísimos aspectos relacionados con la Seguridad Vial. Claro que hay pasta. Repito que la Visión Cero, bien aplicada, no es barata, y las soluciones no pueden pasar exclusivamente por obligar a los conductores a gastarse su dinero en mejores motos (y coches) y, ante la falta de propuestas valientes, limitarse a reducir más y más la velocidad hasta que tengamos que ir en moto con los pies por fuera para poder apoyarlos en el suelo.

Hasta el último céntimo recaudado debe invertirse en Seguridad Vial

Hace unos días Pere Navarro, que tiene una facilidad pasmosa para regalar titulares, decía que no es justo que «la pobre abuelita que cobra una pensión y no tiene coche» tenga que contribuir a la «conservación y mantenimiento de las carreteras de alta velocidad». «El que lo usa, lo paga», remataba. Un argumento peligroso, pues también hay contribuyentes que no tienen hijos y pagan con sus impuestos los colegios de los demás. En cualquier caso, si tenemos en cuenta que más de la mitad de lo que cuesta cada litro de gasolina corresponde a impuestos, no es difícil comprender que quien usa una carretera ya está pagando por su uso.

Por tanto, de lo que estaríamos hablando es de un re-pago por uso. Y sin embargo, las multas generan un superávit que se deriva a otros menesteres. No es de recibo que las carreteras no estén en las debidas condiciones y ese dinero coja otro camino. Si tú tienes que tener tu vehículo en las mejores condiciones y verificar en la ITV que es así, las carreteras deben ser también revisadas de forma independiente. La Seguridad Vial es cosa de todos. No puedes conducir por mí, ni yo tampoco arreglar las carreteras por ti. Pero tienes mi dinero para hacerlo. No lo transfieras, inviértelo.

Un radar en una calle con graves desperfectos
El colmo: una calle con graves desperfectos vigilada por una máquina recaudatoria. (Foto: I.A.)

Es muy habitual que los conductores se quejen del denominado «afán recaudatorio». Si, con total transparencia, cada organismo sancionador informara y garantizara que hasta el último euro recaudado mediante con sanciones va a ir destinado a financiar acciones que mejoren las condiciones de seguridad del tráfico, sería más fácil deshacer esta creencia. De momento, la sospecha queda en el aire a golpe de flashazo, especialmente a partir de mañana, con la entrada en vigor del límite de 30 en entorno urbano.

#MisMultasSalvanVidas

Si sigues habitualmente esta columna, ya conocerás el libro «Cómprame una moto». Entre cientos de consejos y recomendaciones para cumplir las normas, contiene un capítulo en el que incido en la necesidad de reclamar a los titulares de las vías que arreglen las carreteras. Si la haces, la pagas, de acuerdo. Pero si en nuestra ciudad, o en una carretera por la que transitamos, detectamos una anomalía, deberíamos exigir las correspondientes medidas correctivas.

Pero si además, efectivamente te han puesto una multa, la pataleta debería servir para fijar un objetivo y, mediante los mecanismos que ofrece la administración, reclamar que se solucione un punto concreto detectado. Un paso de peatones borrado, una señal caducada (sí, caducan), un bache, un guardarraíl en mal estado… Escrito al ayuntamiento o a quien corresponda, y a insistir sin descanso. Pagarás la multa, pero que lo arreglen… con el dinero de tu multa. ¿Una molestia? Seguro que sí, pero lo fácil es quejarse y que sean otros los que se muevan. Te aseguro que ver algo arreglado después de tu queja proporciona una agradable satisfacción.

Creación del Fondo de Acciones por la Seguridad Vial

En España, la organización y las competencias de la Seguridad Vial es un laberinto administrativo bastante complejo. La DGT depende del Ministerio de Interior, la ITV de Industria, las carreteras del Mitma, además existen 17 autonomías con diferentes competencias, más de 8.000 ayuntamientos… Los que tienen capacidad de recaudar no son siempre los que necesitar gastar, por lo que para que el objetivo de que la recaudación de todas las multas y tasas acabe plasmado en el asfalto, es necesaria buena intención, comunicación y coordinación entre entidades.

En las últimas semanas estamos oyendo hablar del Fondo de Recuperación Europeo, una inyección de 750.000 millones de euros dirigidos a impulsar la recuperación económica en los próximos años. Pues bien, el Fondo de Acciones sería algo similar. Cada entidad, si necesita fondos para mejorar algún aspecto de la seguridad vial, debería presentar sus proyectos y necesidades para poder optar a su financiación, y que ese dinero ingresado por una multa finalice su viaje en donde corresponde. Unos Registros donde se den salida a miles de peticiones, donde este dinero pueda resolver incidencias y desperfectos que de otro modo, como pasa hoy, seguirán siendo un problema de seguridad para los conductores.

Hablamos de mejorar el mantenimiento de vías, de cambios en el diseño de una calle (ampliar una acera en condiciones, y no pintarrejear el pavimento y poner bloques de hormigón), de contratar más agentes, más examinadores de tráfico, de construir parques de Educación Vial, de instalar guardarraíles seguros para motoristas, de hacer más controles de alcohol y drogas, de subvencionar cursos de conducción segura, de evitar llevar a miles de vehículos a vías secundarias imponiendo peajes en autovías. Pero el dinero que sale de la carretera, que se quede en la carretera, donde de momento al menos, hay mucho por hacer.

Señal de stop vieja y descolorida por el paso del tiempo
Las señales, como los cascos, también caducan. Este stop hace tiempo que está pasado de fecha. (Foto: I.A.)

«La buena vida es cara, la hay más barata pero no es vida»

Esta mítica frase, un clásico de azulejos decorativos en tabernas de toda la vida, es aplicable a la seguridad vial. Por eso he querido traer este asunto al episodio de hoy, porque en las próximas semanas seguiremos desgranando el estado actual de la siniestralidad, y lo que es más importante, las soluciones para lograr reducirla.

Sabes lo que cuesta un buen casco, lo que cuesta un airbag de moto, un curso de conducción. Ha llegado el momento de que la seguridad la costeen todas las partes. Es cuanto menos llamativo que se nos obligue a llevar el mejor equipamiento de seguridad, cada vez más (y si no, multa) mientras la formación, el entrenamiento y el factor vía tengan tanto margen de mejora.

En dos semanas, siguiente episodio, donde hablaremos de cómo invertir nuestro dinero… por nuestra seguridad.

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