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Cómo reducir la siniestralidad. Episodio 0

12 Abr. 21 | 16:00
Una carretera iluminada por un rayo de luz
Foto: John Towner

Iniciamos una serie de artículos donde daremos un profundo repaso a la siniestralidad vial desde el punto de vista de la moto. El mundo se ha propuesto reducir las víctimas de tráfico a la mitad en 2030. Nosotros le contamos qué habrá que hacer para conseguirlo.

La Seguridad Vial es la hermana pobre de las seguridades. Declarada oficialmente como pandemia desde hace años por la Organización Mundial de la Salud (OMS), no termina de ser tratada como un todo («holísticamente» dicen los expertos), y así van las cosas. Autoridades de todo el planeta se han autoimpuesto el reto de reducir las víctimas al 50% en esta década, dentro del Plan «Decenio de Acción para la Seguridad Vial 2021-2030». Sin embargo, ¿están preparadas para semejante desafío? ¿Saben dónde se han metido?

Existen grandes diferencias entre los países avanzados y los englobados en el club que eufemísticamente se ha llamado «en vías de desarrollo». Lo que se vive en España desde hace un lustro es un estancamiento en las cifras totales de muertos. Fluctúan ligeramente cada año, pero preocupa la proporción de vulnerables, en claro e imparable aumento. Más de la mitad de los fallecidos son motoristas, ciclistas o peatones. La avanzada tecnología de los vehículos de cuatro ruedas hace su trabajo mientras no acaba de llegar a quienes más desprotegidos van (vamos) sobre dos ruedas o a pie. Algunos creemos que no nos llegará. Se pone mucho énfasis en la tecnología y en la sanción, y muy poco en el conductor y en la carretera.

Logotipo del Decenio de Acción para la Seguridad Vial de la OMS
Logotipo de la Acción de la Organización Mundial de la Salud. (Fuente: who.int)

¿Existe voluntad real de resolver la situación?

Hace unas semanas pude asistir (virtualmente) a un par de sesiones plenarias en el Congreso de los Diputados. Expertos invitados, de la PMSV y ANESDOR, hablaban sobre la problemática específica de la moto ante una decena de señorías, en una sala medio vacía. Ante representantes públicos que trabajan en la denominada Comisión de Seguridad Vial que, y esto es acojonante, no tiene competencia legislativa. Es decir, que cuando aprueban sus mociones, dan lugar a las llamadas “proposiciones no de ley” (PNL), que carecen de «efectos jurídicos vinculantes para el destinatario». En otras palabras, que cuando el órgano encargado de la Seguridad Vial decide trasladar al gobierno una propuesta, este no tiene por qué llevarla adelante. Quién sabe, quizás sea por esto que sean tan pocas las que se llevan adelante.

Pero no es sólo que esta Comisión no tenga facultades suficientes para promover acciones en favor de la Seguridad Vial. En una reciente entrevista en RNE moderada por Elena Guijarro y Orestes F. Serrano, el presidente de esta Comisión, el Sr. D. Juan José Matarí, afirmó que tenían previstas para este año varias «declaraciones institucionales» y «comparecencias». Escuchar esto me dio bajón. Estamos en 2021. El desafío está a la vuelta de la esquina y es extraordinariamente difícil de lograr. La OMS lo ha llamado «Acción». La gente está muriendo ahí fuera, se acabó el hablar. Hay que hacer. Ya. Mover el culo. Mucho más allá de rebajar los límites de velocidad u obligarnos a ponernos guantes.

Se habla de todo pero nadie lidera

Si le preguntas a cualquier ciudadano cuál es, en su opinión, la entidad pública que gestiona la Seguridad Vial, es muy probable que ofrezca como respuesta la Dirección General de Tráfico (DGT). Pero no llegan a todo. Las carreteras no están entre sus competencias, tampoco las ciudades (aunque luego aprueban medidas que se aplican en ellas, con lo que las cosas ya no quedan tan claras).

Una gran parte de las carreteras o vías públicas son competencia del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (antiguo Ministerio de Fomento), otras de diputaciones, ayuntamientos… Algunos de estos últimos pueden, por poner un ejemplo, saltarse la normativa y señalizar pasos de peatones de todos los colores imaginables, incluso pintar el teclado de un piano. Da lo mismo la barbaridad que hagan, nadie les llamará la atención. Unos construyen y mantienen (o no) las carreteras y otros ponen multas a los conductores que pasan por ellas. La Seguridad Vial se ha convertido en una tarta cuyas porciones se han repartido entre los invitados a la mesa y nadie quiere dejar su trozo ni molestar al de al lado. Pero las consecuencias puede que te las comas tú. Seguramente hasta pagues tú la tarta si tienes la mala suerte de cometer una infracción. Porque esas, las de los conductores, son las que no se perdonan.

A pesar del triste panorama, con tantas cuestiones por resolver en el ámbito de la «movilidad segura», a alguien se le ha ocurrido que era buena idea meter en el mismo saco la «movilidad sostenible», como si tuviera algo que ver. Me temo que en lugar de matar dos pájaros de un tiro, van a huir volando los dos. De hecho, la proporción de motoristas, ciclistas y peatones fallecidos sube, muestra de que lo más sostenible parece ser también más vulnerable.

Su objetivo versus Tu objetivo

Pero no nos vengamos arriba. Los conductores, también los motoristas, tenemos mucha autocrítica que hacer. Que las cifras de muertos se reduzcan o no, mucho o poco, te va a dar igual a ti, a tus familiares y amigos, si acabas formando parte de ellas. Sus éxitos y fracasos se miden con números. Pero nuestro éxito y fracaso depende de cómo cuidemos nuestra moto y cómo nos equipemos con protecciones. De las decenas de microdecisiones que tomamos en cada kilómetro cuando conducimos nuestra moto. En cada curva, en cada aceleración, en cada adelantamiento, cambio de carril o intersección.

La inmensa mayoría de la gente conduce bien. Hacemos lo que podemos, con la formación que nos han dado, sumando experiencia y años de madurez. Pero cometemos errores, somos humanos. A veces nos relajamos, nos confiamos. ¿Podemos hacer algo para evitarlo? Desde luego que sí. Nadie quiere que le lloren ni aparecer en el Excel que un funcionario está rellenando con los muertos de la semana pasada. Y eso, a pesar de todos los problemas que podamos encontrarnos en la carretera, y que habrá que ir solucionando, está en la mano de cada uno. La conducción defensiva y responsable es una obligación personal de cada motorista, de cada conductor.

El futuro que viene va a ser jodido

Se avecinan tiempos difíciles. La pandemia del covid-19 va a dejar efectos secundarios graves, también en la siniestralidad. Las recientes cifras de fallecidos en Semana Santa se veían venir. Con una movilidad reducida a la mitad, los muertos han sido un 20% más que hace dos años, cuando no existía el virus. En mi opinión, en los próximos años las cifras de fallecidos no sólo no se reducirán, sino que aumentarán. Estamos cansados, psicológicamente tocados, hemos perdido habilidad y serenidad al conducir, nuestros vehículos son más viejos, nosotros también, y las carreteras ni te cuento.

Cuando la DGT se adhirió al Plan 2021-2030 de la OMS, Pere Navarro se apresuró a avanzar que se tomarían como referencia las cifras de 2019, pues las de 2020 estaban anormalmente reducidas por el duro confinamiento y las limitaciones de movilidad que aún sufrimos. Para ser justos, nunca han sacado pecho por las cifras del año pasado, todo el mundo es consciente de por qué bajó la siniestralidad. Pero qué más da tomar como referencia 2019 o 2020. No van a estar ni cerca de conseguirlo. Estamos lejísimos del paradigma necesario para acometer las soluciones y reformas requeridas.

Analizaremos todos los aspectos de la Seguridad Vial

Hace casi dos años decíamos en este artículo que las recetas de antaño, los radares, el carnet por puntos, y otras medidas basadas en el miedo a la sanción habían tocado techo. En esta serie de artículos hablaremos de las soluciones a aplicar para lograr el objetivo #50by30. Hablaremos de conducción y formación, de cursos, concienciación, de carreteras, de guardarraíles, de educación vial, de multas, de impuestos, de peajes, de liderar la Seguridad Vial…

Y de pasta. También hablaremos de dinero. Nadie dijo, y esto lo he escrito muchas veces, que la Visión Cero fuera barata. Nadie reconocerá, como hemos aprendido con el coronavirus, que el derecho a la movilidad depende de un diabólico equilibrio entre el desarrollo de la economía y la salud. Que aceptamos un mínimo de muertes, mientras la rueda siga dando vueltas y no nos toque a nosotros. Siguiente episodio, en esta misma columna, en dos semanas.

V’s.

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Cómo reducir la siniestralidad (todos los artículos)

Episodio 0 (introducción)
Episodio 1: Tú, el motorista
Episodio 2: La recaudación de las multas, íntegra para Seguridad Vial
Episodio 3: Educación Vial
Episodio 4: Cursos de conducción segura
Episodio 5: Más controles de alcohol y drogas
Episodio 6: Ni hablar del pago por uso
Episodio 7: El Factor Vía
Episodio 8: Evolucionar la ITV y los reconocimientos médicos
Episodio 9: IVA reducido para equipamiento de seguridad
Episodio 10: Guardarraíles integrales. Siempre.
Episodio 11: Las normas y las multas, para todos
Episodio 12: Investigar seriamente los accidentes