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Cómo reducir la siniestralidad; episodio 6: Ni hablar del pago por uso

5 Jul. 21 | 16:00
Imagen con dos billetes de euro posados sobre asfalto
Foto: Sara Kurfeß

El cobro de una tasa por el uso de las autovías llevará a muchos conductores a las carreteras convencionales, donde hoy se concentran el 77% del total de fallecidos

Olvidemos por un instante que el transporte aéreo y por ferrocarril están exentos del impuesto de hidrocarburos y pasemos por encima del hecho de que más de la mitad de lo que pagamos por los carburantes que utilizamos para circular por las carreteras corresponden a impuestos. Aceptaremos pulpo y llamar «pago por uso» a lo que realmente deberíamos referirnos como «repago por uso». Teniendo este matiz en cuenta, vamos al pastel.

Como el hit que nos tortura cada verano, periódicamente llega a nuestros oídos la canción del pago por el uso de las vías rápidas. La escuchamos durante unas semanas, se monta lío, la oposición la rechaza (da igual cuándo leas esto) y desaparece de las emisoras. Cada vez que vuelve suena con más fuerza, incluso con la letra en inglés, y quién sabe si un día se quedará para siempre como un himno atemporal.

Cuando eso ocurra, tendremos que dar respuesta a varias cuestiones. ¿Dónde se invirtieron realmente los cerca de 20.000 millones de euros recaudados anualmente a través de los impuestos de los combustibles? ¿Cómo es posible que las carreteras (datos de 2020 de la Asociación Española de la Carretera) acumulen 7.463 millones de euros de déficit de conservación? Y una muy importante, ¿cómo aceptaremos el inevitable aumento de la siniestralidad y de los fallecidos?

Asentando los cimientos de la «pobreza vial»

Puede que estemos estableciendo las bases para lo que en el futuro conoceremos como «pobreza vial» o «brecha de movilidad segura». Existe en múltiples ámbitos sociales, y la movilidad no será menos. Las personas con mayor capacidad económica tienen, en general, una esperanza de vida más elevada, mejor acceso a servicios, de sanidad, de educación… y por supuesto, mejores y más caros, modernos y seguros vehículos.

Entendiendo la diferencia entre las vías públicas y las autopistas donde las concesionarias, como empresas privadas que son, buscan el beneficio económico puro, el pago por uso provocará que muchos conductores menos pudientes opten por circular con sus viejos y peor mantenidos coches por las carreteras convencionales, donde mueren casi 8 de cada 10 personas. Con una ITV que hace aguas (en cada visita estoy más convencido), estamos ante el cocktail perfecto para el desastre.

¿Y cómo nos afecta a los motoristas?

Tenemos múltiples formas de disfrutar de la moto. También la usamos por necesidad profesional o para trasladarnos al trabajo. Pero en general creo que evitamos las autopistas, que donde esté una buena carretera de curvas que se quiten las demás, aunque en ocasiones no nos quede más remedio. Pero es innegable que un aumento del tráfico en carreteras de doble sentido nos va a afectar desde el punto de vista de la seguridad. Al margen de nuestros propios errores, interaccionar con más vehículos a nuestro alrededor siempre va a generar más situaciones de riesgo.

¿Hay motoristas que querrían entrar en una autopista y no lo hacen por tener que pagar un peaje? Por supuesto que también. Y en este caso, con agravantes, como tener que hacer frente a una tarifa idéntica a la de un turismo, cuando llevas la mitad de ruedas, una décima parte del peso, y desde luego, menos plazas para pasajeros. Por si fuera poco, los sistemas de contención de vehículos están perfectamente adaptados a los turismos, al contrario de lo que ocurre con las motos, pues aunque algunos hay, los SPM no se instalan con tanto énfasis y empeño. Pero en el tema de los guardarraíles ya incidiremos otro día.

La tarifa de una autopista suele estar calculada en función del desgaste que provoca el paso de cada tipo de vehículo. El trasiego de vehículos pesados destroza el pavimento, y por eso tienen una tarifa sensiblemente superior. Por la misma lógica, las motos deberían pagar un precio mucho menor que los coches, con un máximo del 50% respecto de aquella, como ocurre en otros países europeos, de donde gusta tanto copiar e importar algunas de sus ideas.

El efecto del carnet por puntos y de las autovías

Cuando en 2006 se instauró el carnet por puntos en España, hubo 4.104 fallecidos de tráfico, mientras que en 2019 se registraron 1.755 muertos. Desde siempre, se ha atribuido ese fuerte descenso al carnet por puntos, pero algunos expertos lo ponen en duda. Por ejemplo, Mario Arnaldo, de Automovilistas Europeos Asociados (AEA) sostiene que la entrada en vigor del carnet coincidió con el momento en el que se produjo la construcción masiva de autovías por todo el país. En su opinión, sin restar el efecto que el carnet por puntos tuvo, aquí radica buena parte de ese descenso, al permitir que el tráfico se trasladara a vías más seguras, donde no existen intersecciones «duras» ni riesgo de choques frontales o fronto-laterales.

Peajes blandos para redirigir el tráfico

Por todo lo anteriormente expuesto, considero un error la implantación del llamado «pago por uso» en vías públicas, especialmente desde el punto de vista de la seguridad vial. Es más, pienso que deberían generalizarse los «peajes blandos» en las autopistas y autovías donde ya se está cobrando por levantar la barrera. Lo cierto es que ya existen, donde por ejemplo, los camiones y otros vehículos pesados pagan una tarifa cercana a la mitad de un turismo, como gancho para que dejen libre la carretera convencional, mejorando la seguridad en esta. Es un win-win, donde ganamos todos. ¿Por qué no se puede hacer en todos los sitios donde haya un problema de seguridad?

Si se quiere mejorar la seguridad hay que dar facilidades para llevar a los vehículos a las carreteras seguras, no al revés. Si en realidad estamos hablando de dinero y no de seguridad, digámoslo claro. La DGT realizó un campaña hace varios años (“Las gafas más caras del mundo”) en las que estimaba en 1,4 millones de euros el coste de cada persona fallecida en accidente de tráfico. Las 1.755 personas fallecidas en 2019 nos dan 4.212 millones de euros de pérdidas. Hagamos cuentas y digamos que no merece la pena, que hay que re-cobrarnos por usar las autovías aunque nos matemos en las convencionales. Y si no, intentemos aplicar de una vez la «Visión Cero», que como he dicho mil veces, es una gran idea sobre el papel, pero nadie dijo que fuera barata.

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