Cuando nos hablan de motos eléctricas, la idea general que se nos suele venir a la cabeza suele ser de scooters de tamaño más o menos reducido, con una potencia adecuada para un uso urbano, autonomías de no más de 90… pero esta Zero FXE no es nada de esto.
Esta supermotard creada en California, presume de una imagen realmente moderna, una calidad de materiales de gran calidad y una parte ciclo de primera, ya que en su conjunto encontramos la firma de prestigiosas marcas como Showa, Bosch o J.Juan.
En el apartado de diseño, la Zero FXE recibe notables cambios si lo comparamos con su versión anterior la Zero FXS, ya que a pesar de montar el mismo chasis y componentes, estrena una carrocería totalmente nueva que le confiere un aspecto más moderno y atractivo, un pico de pato al más estilo supermotard y un faro LED de forma redonda que completa su carismático frontal.
El equipamiento tecnológico de la Zero FXE está protagonizado por una pantalla TFT de 5 pulgadas a color, que además de ofrecer un brillo correcto incluso en situaciones de luz exigentes y un funcionamiento realmente sencillo, ofrece una visualización muy clara que nos permite observar el modo de conducción elegido -ECO, Sport o Custom- o la velocidad a la que circulamos de forma rápida.
En lo que respecta a su motor, la Zero FXE se ofrece tanto para el carnet A2 como para el A1/B, ya que la única diferencia entre ellas, es que su motor Z-Force 75-5 de imanes permanentes refrigerado por aire cuenta con una potencia continua de 21 CV y la otra de 15 CV. Sin embargo, en ambas versiones la potencia máxima es de 44 CV y su par máximo es de 106 Nm, con lo que las aceleraciones de 0-100 km/h en modo Sport en este juguete son realmente radicales.
La marca declara una velocidad punta de 132 km/h, aunque puedo confirmar que la cifra real supera sin problemas los 140 km/h, pudiendo circular con total comodidad por autopista a velocidades legales, teniendo en cuenta que la capacidad de su batería se verá mayormente mermada si lo comparamos con un uso urbano o interurbano y que el impacto del aire en nuestro cuerpo será bastante contundente al no tener ningún tipo de protección aerodinámica.
La batería que alimenta el motor de la FXE se trata de una batería Z-Force de iones de litio con una capacidad nominal de 6.3 kWh, que firma una autonomía máxima de 161 kilómetros en ciudad y un tiempo de carga del 0 al 100% de batería de aproximadamente 9,7 horas con el cargador convencional y de 4,1 horas con el cargador rápido Quick Charger de 1kW, que se ofrece con un precio adicional de 835 euros. Un detalle bastante importante, es que la batería de la FXE no es desmontable y su carga sólo se puede realizar a través del puerto de carga instalado bajo su “depósito”.
La cifra de autonomía por ciudad ha sido muy real, pudiendo hacer sin problemas unos 150 kilómetros sin necesidad de ir a punta de gas. En cambio, a la hora de hacer autopista, la FXE podía consumir un 1%/km aproximadamente si circulamos a velocidades cercanas a los 100 km/h, permitiéndonos recorrer unos 80-85 kilómetros con una sola carga.
En marcha la FXE nos brinda una postura de conducción realmente confortable con unas estriberas colocadas en la posición perfecta, un manillar bastante ancho y elevado para poder llevar la espalda recta, unas piñas sencillas y un asiento mullido y muy correcto, pero sin duda el pasajero sufrirá más debido a su diseño. Sin embargo, una vez arrancado el motor y ponerse en marcha, lo que conquistará de verdad es su parte ciclo.
En primer lugar, el bastidor de la FXE es de aluminio con un basculante también de aluminio de doble brazo. La horquilla delantera es una horquilla invertida Showa de 41 mm con amortiguación de la pregarga del muelle, de compresión y de rebote ajustables, y en su parte trasera, encontraremos un pistón Showa de 40 mm con depósito externo con precarga, compresión y rebote también ajustables. Esta configuración ofrece un comportamiento muy firme sin llegar a ser seco, filtrando perfectamente las irregularidades del terreno.
El sistema de frenos está compuesto por un sistema ABS Generación 9 de Bosch, una pinza flotante J.Juan de doble pistón con un disco de 320 mm en el eje delantero y una pinza flotante J.Juan de un único pistón con un disco de 240 mm detrás. El mordiente es muy efectivo, con un tacto que permite ejercer más o menos freno con mucha precisión y parar la moto en pocos metros.
Tanto la rueda delantera como la trasera son de 17 pulgadas y están calzadas con unos neumáticos Pirelli Diablo Rosso II que nos transmitieron grandes sensaciones, con un agarre óptimo incluso en aceleraciones bruscas, y un paso por curva muy directo y divertido.
Su peso de sólo 135 kilos convierte a la FXE en una moto muy ligera y maniobrable, transmitiendo mucha confianza desde el primer momento por su firmeza y pegada del motor, siendo un verdadero juguete a la hora de hacernos un tramo por carreteras reviradas con una conducción alegre.
Ahora llega el momento de hablar del precio, quizá el factor determinante de esta motocicleta eléctrica, ya que parte desde 15.440 euros. Un precio que llega a triplicar el de otras alternativas eléctricas, pero realmente no son comparables a esta moto ni por componentes ni por comportamiento, ya que la Zero FXE podría ser una alternativa muy interesante para aquellos que se estén pensando en sacar el carnet A2 para acceder a motos más potentes y el dinero no sea un problema. Obviamente, un detalle que también debemos tener en cuenta es el mantenimiento casi inexistente de esta moto y su bajo coste de uso, ya que podemos recorrer 100 kilómetros por menos de 2 euros sin ningún tipo de problema, acceder a todo tipo de zonas sin restricciones y por último pero no menos importante, bajarnos de nuestra moto con una sonrisa de lado a lado.
Equipamiento: Casco Nexx, Chaqueta Klim, Guantes Klim, Pantalones Macna, Botas Klim
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