Mucho escuchamos hablar últimamente sobre que Marc Márquez y su moto forman un binomio perfecto.
En mi opinión la clave del éxito de Márquez es mas que un binomio piloto – moto, para mí es un trinomio piloto – moto – equipo. La conjunción de esas tres cosas hace que, a día de hoy, Marc sea el piloto referencia y sea difícil arrebatarle un título.
El piloto
No vamos a descubrir a estas alturas el pilotaje de Marc Márquez. Un pilotaje que revolucionó la categoría desde su llegada y que ha llevado al resto de sus rivales a tener que dar un paso más si quieren batirle. Ya hasta nos parecen normales sus salvadas, aunque sean tan salvajes como la que hizo en la FP1 de Le Mans. Ha convertido algo excepcional en habitual, y con asiduidad nos demuestra esos reflejos felinos que tiene unido a una técnica personal que nos regalan salvadas espectaculares. A todo esto se le une una inteligencia para saber leer las carreras y dar el zarpazo en el momento oportuno.
El pasado año, al proclamarse Marc campeón por séptima vez, entrevistaban a Alberto Puig y le preguntaban si Marc todavía podía mejorar. Alberto contesto con un “si” rotundo. Y no se equivocaba, este año hemos visto cómo el piloto de Cervera ha añadido un nuevo registro a su pilotaje y a su forma de ganar. Ahora también es capaz de salir y tirar desde la primera vuelta e imponer un ritmo imposible de seguir para el resto. Así ha gestado sus tres victorias este año.
Como buen amante del baloncesto que soy, recuerdo una película que en su día protagonizaba Michael Jordan llamada ‘Space Jam’. En ella, unos alienígenas (representados por dibujos animados) usaban unas armas para robar a los mejores jugadores de la NBA sus cualidades para jugar al baloncesto. Después de robarlas, estos alienígenas adquirían dichas cualidades. Marc parece unos de esos alienígenas, el cual es capaz de adquirir las mejores cualidades de sus oponentes para ir incorporándolas a su pilotaje. El año pasado decía que tenía que aprender de Dovi su forma de gestionar los neumáticos, este año parece que tiene el martillo del mismísimo Lorenzo para liderar de principio a fin carreras. Y así suma y sigue.
Y por último está su fortaleza mental. Tras su error en Austin, todos sus rivales salieron a recordarle que se podía equivocar y que no era infalible. Además, se cernían nubarrones negros sobre la fiabilidad de su Honda. La respuesta a toda esta presión han sido dos victorias incontestables en Jerez y Le Mans. Toda la presión que sus rivales intentaron crear tras Austin la neutralizo a golpe de gas en la pista.
La moto
¿Es la Honda la mejor moto? Si miras los resultados de Márquez sí, pero si miras el del resto de sus compañeros está lejos de serlo. Es difícil decir qué moto es mejor cuando existe tanto equilibrio entre cuatro fábricas, cada una tiene sus virtudes y sus defectos. Lo que es seguro es que la Honda en manos de Marc Márquez se convierte en una moto temible. La moto es buena no cabe duda, pero en manos de Marc es aún mejor.
Es evidente que es una moto crítica en cuanto al tren delantero, pero Márquez ha establecido su zona de confort en el límite. El piloto es consciente de ello y es capaz de sacarle el máximo rendimiento buscando continuamente los limites de su moto. La suma Márquez-Honda más que sumar casi multiplica. El piloto es capaz de exprimir al máximo las virtudes de su moto, y en convertir los defectos de ésta en habilidades de su pilotaje.
El equipo
La última parte de este trinomio ganador (y no por ello menos importante) es el equipo. Y dentro del equipo destacaría dos aspectos, uno el emocional y otro el profesional. Aquí pasa algo parecido a lo que comentaba con la moto; no sé si sus técnicos son los mejores, pero sí son los mejores para Marc. Han sabido mezclar a la perfección la seriedad en su trabajo con un ambiente alegre y de buen rollo. Esto último en un piloto del carácter de Márquez es muy importante. A nivel personal son una piña y crean el entorno perfecto para que el piloto se sienta relajado, y le aporten tranquilidad en momentos de tensión.
En el aspecto profesional acompañan perfectamente al piloto, y la sintonía es perfecta para saber qué se necesita en cada momento. La confianza mutua entre piloto y equipo es máxima, y por ello siempre aportan el uno a los otros y viceversa. Preparan la carrera desde el viernes a conciencia, sabiendo que los FP deben ser usados para tener claras las cosas el domingo y no solo para ser el más rápido. La forma de gestionar cada fin de semana hace que todos lleguen a la carrera con las ideas claras.
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