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MOTOSAN | MOTOGP, MOTOCICLISMO Y COMPETICIÓN. "Life is Racing"

Teoría de riesgos

7 Mar. 19 | 14:00
Foto: Mauro Paillex

En en ámbito de los desastres naturales, existe una ecuación que determina el riesgo para las personas. La ecuación es muy sencillita. A saber:

R = E·P·V

Donde la R es el riesgo, y se calcula a base de multiplicar la exposición (E), la peligrosidad (P) y la vulnerabilidad (V).

La exposición es el número de personas que están en la zona que se quiere evaluar, la peligrosidad es la probabilidad de que ocurra un desastre natural en el momento estudiado y la vulnerabilidad es la cantidad de gente que resultará dañada respecto a la expuesta, es decir, una medida de la fragilidad. Así, por ejemplo, el riesgo de terremoto en Madrid es bajo, porque a pesar de la gran población (E) y de la vulnerabilidad debida a la falta de infraestructuras anti-sísmicas (V), la probabilidad es tremendamente baja.

El riesgo se mide para poder poner soluciones. Por esto, en Japón, con una peligrosidad muy elevada y una población (E) altísima, hay que trabajar en disminuir la vulnerabilidad de forma que el riesgo descienda. De ahí los edificios anti-seísmo, la formación de las personas, las medidas de protección civil, etc.

A estas alturas os estaréis preguntando si os habéis equivocado y estáis leyendo una web de terremotos, pues no, estáis en Motosan.

Un paseo por la sierra

El domingo salí a dar una vuelta con la moto por la sierra oeste de Madrid. Resultó cortita, pero agradable. Una mañana soleada de domingo, curvas enlazadas por carreteras secundarias, bocata de lomo en Colmenar del Arroyo, buena compañía. Pero un resquemor. Nada más coger la carretera, cerca de Brunete, nos encontramos con una moto accidentada y un cuerpo cubierto por una de esas mantas de papel albal que tan mala sensación transmite. Un chaval de 38 años, en un grupito como el nuestro, yacía inmóvil bajo un guardarraíl. El mal rollo nos acompañó durante toda la ruta, aunque no lo comentamos entre nosotros.

guardarrail

Durante el paseo, y después ya de vuelta en casa, asomó a mi mente la ecuación que os he puesto al principio: exposición, peligrosidad, vulnerabilidad… riesgo.

Analicemos los tres factores empezando por el más evidente, ¿cómo de peligroso es montar en moto?

Pues lamento decir, porque esto lo he negado en muchas ocasiones tirando de recursos falaces, que sí, que montar en moto es más peligroso que montar en coche o en otro medio de transporte. La moto va sobre dos ruedas que apoyan en poco más de unos pocos centímetros cuadrados de goma. De aquí que la superficie de frenado y de adherencia sea mínima en inclinación y la distancia de frenado más alta que la de un coche. Esta peligrosidad desciende con los modernos neumáticos, el ABS, el control de tracción, los distintos mapas de motor, etc. Pero la probabilidad existe, y no es baja.

En segundo lugar pensemos en la vulnerabilidad. Nuestro cuerpo es frágil, para nada adaptado para aguantar los golpes, arrastrones y torsiones a los que le somete una caída en moto. Los huesos se rompen, la piel se desgarra y los órganos se dañan de forma importante ante caídas a 100 km/h, no hablemos ya de más. De nuevo, la tecnología y nuestros bolsillos nos permiten reducir la vulnerabilidad. Monos con protecciones, espalderas, cascos, guantes y botas dotan a nuestro desprotegido exterior de una coraza digna de un insecto gigante. Aún así, protegidos de arriba abajo, una señal, un guardarraíl, un árbol o un coche de frente pueden anular su utilidad.

El tercer factor es la exposición, en este caso el número de veces que salimos con la moto. Esto lo podemos dividir en dos tipos de salidas. Las diarias, por ejemplo, para ir a trabajar; y las lúdicas, para disfrutar de la carretera. Resulta evidente que cuanto menos montemos en moto, menos nos expongamos, más difícil será tener un accidente. Esta es la opción de todos aquellos que no montan en moto. Es tan evidente que no hay que explicarlo. Si no monto en moto, el valor de E es igual a cero, y por muy peligroso que sea el motociclismo y muy vulnerables que seamos, cualquier cosa por cero es cero.

Pero claro, si fuera por eso, no saldríamos de casa por si nos atropella un coche, no hablaríamos con la gente por si nos contagian una enfermedad y no… viviríamos.

Riesgo motociclista

Pero claro, montar en moto no es un fenómeno natural, por lo que he introducido el factor que no tienen los terremotos y los huracanes, que es el factor humano. He modificado la fórmula del riesgo natural para dar con una ecuación que introduzca este aspecto. El valor que he añadido, también multiplicado, es el de la irresponsabilidad (I). Que a su vez se divide en la propia (Ip), la del motorista, y la ajena (Ia), la de los demás conductores. Por tanto, la ecuación de riesgo motociclista (Rm) quedaría así:

Rm = E·P·V· (Ip + Ia)

La irresponsabilidad ajena es externa a nosotros, solo modificable por educación para con los moteros. Todos sabemos cómo nos tratan desde fuera, pero esa es otra batalla, en la que no quiero entrar. Sin embargo, la irresponsabilidad propia sí es tarea individual de cada uno. Todos hemos sido alguna vez irresponsables, hemos apurado más de lo razonable, hemos corrido más de lo recomendable y hemos… eso, lo que estás pensando. ¿Por qué?

Por una parte, es conocido que el riesgo conlleva la liberación de adrenalina, una catecolamina implicada en el sistema de recompensa cerebral. Esta hormona producen la sensación de euforia fisiológica que se experimenta al haber superado un reto y conlleva la secreción de dopamina, la cual proporciona una sensación de bienestar. Además, nuestro sistema nervioso disfruta de la anticipación de la liberación de adrenalina, por lo que todos los preparativos de la salida, producen el mismo tipo de bienestar. Pero este placer se normaliza y se busca más, y más.

Pero no solo es la búsqueda de adrenalina, porque esto solo se asume cuando se conocen bien los resultados y para eso tiene que haber una experiencia previa. Por lo tanto, hay que pensar en otros factores. Y me temo que uno de ellos, por mal que pueda sentar, es la necesidad de manifestación de alarde. Vamos, el postureo. Salir a emular a los pilotos del mundial, confundiendo la carretera con el circuito y los demás vehículos como elementos a sortear para poder contarlo.

Evidentemente, como todo, esto tiene gradación. Es decir, no todos son (somos) iguales y unos son claramente más que otros. Pero contar las experiencias con riesgo tiene un qué se yo que nos hace exagerar (al menos en parte), y siempre en la parte del peligro. Se exagera más la narración de una curva que la descripción de un almendro en flor (que precisamente están preciosos en esta época del año. En fin, que os voy a contar.

Almendro en flor

Resumiendo, cuando salgamos de paseo, y ya que la irresponsabilidad ajena no está en nuestras manos, y la exposición es precisamente el objetivo, protejámonos adecuadamente, reduzcamos la peligrosidad con una moto en buen estado y reduzcamos la irresponsabilidad propia a cero. Dejemos la adrenalina para otros menesteres más controlables y disfrutemos más de los almendros.

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