Profundizamos en el primer aspecto de la técnica UVA: la Ubicación
La semana pasada te ofrecimos una introducción a esta técnica de conducción segura que puede evitarte la mayoría de accidentes, haciendo uso del sentido común y la interpretación del escenario de conducción (leer la carretera). Si no lo hiciste entonces, te invito a que le eches un vistazo rápido.
La técnica UVA está basada en tres estrategias que le dan nombre: la Ubicación, la Velocidad y la Alternativa. Empecemos como hay que hacerlo, por la primera.
La Ubicación (o ¿dónde me pongo?)
Al conducir una moto tenemos una enorme ventaja de la que no disponen los vehículos de cuatro ruedas: gracias a la estrechez de nuestra montura, nos sobra carril. Aunque es un decir. Pero sí que podemos sacarle provecho para compensar nuestra vulnerabilidad sobre dos ruedas. En ese momento es nuestro carril, nadie más debería invadir nuestro espacio y tenemos cierta libertad de movimientos dentro de él.
También debemos colocarnos bien en el sentido de la circulación. Hay zonas prohibidas, demasiado cerca del vehículo que nos precede, o en sus ángulos muertos, donde no pueden vernos. Especial cuidado cerca de furgonetas, autobuses y camiones, donde seremos indetectables para sus conductores.
Siempre debemos estar en una determinada ubicación por un motivo. Da igual que estemos detenidos en un semáforo, circulando en ciudad por una calle desierta, en un terrible atasco entre coches o disfrutando de unas curvas en nuestra carretera favorita. Siempre debe haber una buena razón para estar donde estamos. Si en un momento dado tenemos una ubicación concreta sin ser conscientes de por qué hemos llevado la moto por ahí, no lo estamos aplicando correctamente. En una moto hay que estar pensando constantemente.
Por defecto por el centro, pero casi nunca por el centro
¿Qué mejor manera de aprovechar la anchura del carril que poner espacio con lo que nos rodea? Pero sólo es en teoría, pues lo primordial es alejarse de cualquier foco de peligro, y de esos los hay por todas partes. Y por suerte, también estamos rodeados de curvas.
Modificar la trayectoria de forma fluida, suave y consciente es una base de la técnica UVA. No hablamos de ir zigzagueando bruscamente como si lleváramos unas pizzas que se enfrían, sino de buscar la mejor Ubicación en todo momento sin ser una sorpresa impredecible para el resto del tráfico. Hay mil motivos para guardar distancia con el riesgo o directamente evitar problemas. Por ejemplo, otros vehículos, peatones, mobiliario urbano o defectos del pavimento.
La trazada ideal «de calle»
Empezaremos por las curvas. Fíjate en los pilotos, cuando tratan de hacerlas lo más rectas posible. Trazada ideal, la llaman. Buscan el punto de entrada, el ápice y la salida hasta el último centímetro, intentando ganar milésimas al cronómetro, pero para nosotros puede ser una gran aliada para tomar la misma curva un poco menos inclinados, a igualdad de velocidad. En otras palabras, para darnos más margen de seguridad. No se trata de apurar el guardarraíl con la oreja ni de pegarnos o incluso invadir con nuestra moto o cuerpo el carril contrario en las curvas. Pero contamos con poco de flexibilidad que podemos usar a nuestro favor.
Pequeñas y fluidas alteraciones en la trayectoria
Que corra el aire entre tu moto y el resto del tráfico. Cuida tu Círculo de Vida. Evita pisar la pintura de las marcas viales, siempre que sea posible, también en condiciones de seco. Las líneas, los pasos de peatones y las flechas indicativas. Lleva suavemente la moto por lo negro, identificando con tiempo por qué y dónde lo harás. Y lo mismo con los baches, tapas de alcantarilla metálicas y otros defectos del asfalto. Pero sin dar motivos a otros automovilistas para decir que vas haciendo el cabra. Porque también lo harás sin pegarte a ellos.
Vigila todo lo que tengas a tu alrededor o pueda acercarse a ti. No que se acerque, sino que pueda hacerlo. Si vas a adelantar a otro vehículo utiliza el lado izquierdo del carril, no le pases pegado. Si viene alguien por el carril contrario, busca tu derecha. Si se incorpora a la carretera un coche por la derecha, hazle sitio y cae un poco a la izquierda y no le pierdas de vista. Circula lejos de los coches aparcados por si alguna puerta se abre por sorpresa o algún peatón aparece entre ellos.
Siempre en movimiento, buscando el sitio más seguro
Si detectas varios problemas potenciales a la vez es posible que tengas que recuperar el centro del carril, aunque tengas que pisar pintura (siempre que no sea en curva, claro, y mucho menos si el asfalto está mojado). La cosa se va complicando porque cada foco de riesgo tiene un peso diferente. No es lo mismo que te venga de frente un autobús que no entra en su carril que un ligero bache en tu lado derecho. Si te lo tienes que comer, pues te lo comes (el bache, se entiende).
Y también quiero hacer hincapié en algo que he dejado caer. La mayoría de peligros son previsibles pero solemos contar con que no pasará nada. Pocas veces pasa, pero si pasa, ya será tarde. Si un peatón (y da igual si es un niño) hace el más mínimo gesto de bajarse de la acera, actúa como si fuera hacerlo y aleja la moto de él. Si no sabes si un vehículo que va a tu lado sabe que estás ahí, dale espacio, para que si cambia de carril seas inmune a su maniobra.
Y recuerda que al rodar en grupo, es recomendable que cada uno de los motoristas ocupe uno u otro lado del carril de forma alternativa, para aumentar la distancia de seguridad efectiva entre ellos.
¿Y si estamos parados?
Y como último consejo, jamás te detengas en un semáforo o en una retención quedándote el último de la fila. Si llegara alguien por detrás que no ha frenado, que le pille a otro, no a ti. Huye de ahí. Filtra entre carriles (si están detenidos puedes hacerlo) hasta colocarte en una zona protegida.
En resumen, aprovecha el tamaño y la agilidad de tu moto para buscar la mejor Ubicación. Aún nos quedan dos conceptos más de la técnica UVA. En una semana trataremos otro muy importante: la Velocidad.
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