Álex Rins logró en Argentina su primer podio en MotoGP, dando continuidad a una extraordinaria pretemporada, y ya acaricia su renovación con Suzuki.
Sin hacer ruido, tranquilo y sin excesivos halagos. Así ha actuado Álex Rins desde que el pasado domingo lograra en Termas de Río Hondo su primer podio como piloto de MotoGP en una carrera que, por desgracia para él y para el motociclismo en general, se habló de todo menos del resultado. Ya avisó en pretemporada de que podía ser su año, y ya estuvo con los mejores en Qatar hasta irse al suelo. Ahora Rins parece que ya se ha ubicado entre la nobleza.
De increíble talento pero sin un título mundial que disparara su caché como piloto del Mundial -lo rozó en 2013 en Moto2 y aspiró a él en gran parte de 2016 en Moto2-, Rins llegó a MotoGP con la difícil papeleta de ser comparado con Maverick Viñales. El de Roses había hecho un papel espectacular en sus dos años en la marca de Hammamatsu, llegando a conseguir una victoria en Silverstone’2016, y muchos pensaban que Rins debería igualar estos números desde el principio. Pero el hecho de contar con un compañero de equipo nulo en la puesta a punto como Iannone y de lesionarse en varias ocasiones durante sus primeros meses como piloto de MotoGP evitaron que mostrara su verdadero potencial.
Ahora, libre de lesiones y con una moto que, sin ser tan competitiva como en 2016, sí permite al piloto disfrutar encima de ella, Rins explota. Está por delante de Iannone y compite con los mejores de tú a tú. Hasta el punto de que, a la primera oportunidad que ha tenido por una carrera caótica, lo ha aprovechado. “Se aprende mucho rodando en cabeza“, relata Rins, que finalmente fue tercero tras Crutchlow y Zarco. “He podido ver a tres fábricas, como la Honda de Crutchlow, la Yamaha de Zarco y la Ducati de Miller. Hemos recopilado mucha información que nos ayudará para las próximas carreras“, admite el joven piloto barcelonés, de 22 años.
Rins, que se situó en el grupo cabecero tras el caos de la salida, que acabó con la carrera de Pedrosa, y la sanción a Márquez, admite que, aunque probó luchar por la victoria, la situación le llevó a asegurar el podio: “Al principio veía que podía ir más rápido, pero no podía adelantar a Miller, con lo que pensé en quedarme detrás y que él marcara el ritmo, pero finalmente probé a pasarle. Cuando lo logré, me fui largo en una frenada. La pista estaba muy delicada así que había que ser preciso con la trazada. Fue una situación complicada pero disfruté muchísimo“.
¿Y qué ha cambiado en Rins para pasar rápidamente de luchar por los puntos a estar en el podio? Principalmente, la continuidad y la confianza, algo fundamental en MotoGP. “He tenido una pretemporada normal, sin lesiones ni contratiempos, así que he podido entrenar y cumplir el programa preestablecido“, explica Rins, que añade: “Me ha ayudado a poder pilotar la moto como me gusta y a poder probar todo lo que teníamos este invierno, para así construir una moto a mi medida“.
Humilde como siempre, Rins no lanza las campanas al vuelo y sabe que el camino seguirá siendo pedregoso y con la pendiente de un puerto del Tour: “Vendrán circuitos en los que tengamos más problemas y otros que nos beneficien más. Creo que el objetivo es ser consistentes, regulares y dar la cara en todas las condiciones“, asegura un piloto que, aunque no quiere hablar de ello, tiene la victoria como meta: “Es un objetivo, pero no sé cuándo llegará, si este mes, este año o el que viene. Tenemos el potencial para hacerlo bien y estamos trabajando durísimo para lograr ganar“.
La renovación, cuestión de días
Y claro, ahora que llegan los resultados, le toca resolver su futuro. De momento, mientras varios pilotos del nivel de Dani Pedrosa o Jorge Lorenzo aún viven en la incertidumbre de no saber dónde correrán el próximo año, Rins acaricia la renovación con Suzuki: “Hemos estado hablando de ello y la verdad es que todo ha ido de una manera natural y fácil. La oferta que tenemos es irrechazable, así que habrá noticias pronto“, resume el doble subcampeón del mundo de Moto3 y Moto2.
Rins, que vive su mejor momento desde que está en MotoGP, también se para a pensar lo que significa ser piloto oficial de Suzuki, teniendo a toda una fábrica detrás de él: “El proyecto que me presentaron cuando estaba en Moto2 me enamoró desde el primer momento. Y cuando llegué al equipo, les conocí y trabajé con ellos y se confirmó. Estoy muy contento de todo el trabajo que están haciendo en la fábrica y el modo en que me tratan“, explica el piloto español, que cree que Suzuki puede ser una vía hacia luchar por el campeonato: “Si no fuera posible no habría elegido Suzuki para dar el salto a MotoGP“, asegura Rins, que también muestra cautela: “Primero hay que ganar carreras con cierta regularidad y luego ya se pensará en el campeonato“.
Con esfuerzo y dedicación, y quizás con más sufrimiento que otros compañeros de generación, pero parece que Rins ya va recogiendo los frutos de todo lo que se ha ganado él con su innegociable espíritu trabajador. Llegó como el chico tímido que nunca dejó de ser y ya es el piloto número 1 de una marca campeona del mundo como Suzuki. Álex Rins ha llegado, pero es para quedarse.
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