Dos de cuatro pilotos que acaban de subir a MotoGP ya habían probado su moto. En el caso de Quartararo no fue así, pero admite haber ido a verla antes de que terminara la pasada campaña.
El debut de Fabio Quartararo en el mundial no habría podido ser hasta 2016 si no se hubiera introducido la nueva ‘ley Quartararo’ en la que el ganador del FIM CEV Moto3 podría subir con 15 años. Sino, habría tenido que esperar hasta la cuarta carrera (cuando cumplía 16 años) para empezar a competir. “De hecho, me habría resultado totalmente injusto privarme de ello durante unos días. ¡Y no habría subido a mi podio en Austin dos semanas después de mi primera carrera! Entre las carreras, solo entrenaba y entrenaba. No tuve vida. Eduardo Martín me ha hecho progresar, hemos crecido”, aseguraba Fabio para Moto Revue.
En septiembre de 2016 se hizo oficial su fichaje por el Pons HP40, por lo que al año siguiente se subiría por primera vez a una Moto2, aunque sin haber ganado el título de Moto3, cosa por la que a veces se le critica. “En noviembre, en los test, el agarre fue notable. Lo que pasó es que ya no era así a finales de abril para el Gran Premio. Me molestó mucho y me desestabilizó. Después de dos temporadas malas en Moto3, me tomó mucho tiempo recuperar mis marcas y confianza” Por el contrario, su victoria en el GP de Catalunya lo fue todo, tanto que llegó gritando de emoción al parque cerrado y admite que incluso “le dolió la garganta en ese momento”.
Subidas y bajadas en su 2018
A su vez, habla de la carrera del TT Assen, la siguiente a su victoria, donde también logró estar entre los tres primeros puestos, concretamente el segundo. “No tenía el mismo paquete. Tuve problemas, pero cuando tenía menos gas, encontré el ritmo y empecé a adelantar. Y así hasta volver al segundo puesto”, declaraba el de Niza. En momentos así es cuando se ve el talento que tiene realmente un piloto como ya se le vio a él en el FIM CEV Repsol.
Tal y como estuvo en lo más alto en Montmeló, también lo estuvo en el Gran Premio de Japón. Fabio ganó la carrera liderando con mano de hierro, pero el final fue distinto, ya que lo descalificaron por una presión de neumáticos menor de 0,02. “Me sentí muy mal al principio. Me lastimé el pie golpeando en un borde. Lloré. Me dolió que me quitaran la victoria, pero cuando veo la carrera, solo veo una cosa: el que está en el escalón más alto del podio soy yo”, decía convencido Quartararo, que con esa victoria hubiera terminado quinto en el campeonato en lugar de ser el décimo. “De todos modos, desde Jerez, mi peor resultado es el undécimo”, el francés se mostraba satisfecho de su trabajo la temporada pasada.
Un traspaso a fuego lento
Después de muchas horas dedicadas a mejorar y todo el esfuerzo, el entonces corredor de Speed Up recibió una gran noticia por parte de su mánager, Éric Mahé: su actuación en Assen determinaría si tenía opciones o no de correr en MotoGP en 2019. “Éric me llamó todos los días para mantenerme informado de cada paso adelante hasta que me dijera que era yo lo que querían. No supe hasta el GP de Alemania qué haría. ¡Fueron solo dos semanas, pero fue interminable! Incluso hasta hoy no lo puedo creer”, comentaba entusiasmado con su nueva etapa.
Muchos pilotos como por ejemplo Pecco Bagnaia o Joan Mir ya probaron sus respectivas MotoGP antes de los test en Valencia, en el caso de Fabio solamente se subió para probar por primera vez lo que se siente sobre la bestia. “El primer contacto con la moto fue en Japón. Una noche, tarde, con extrema discreción, fuimos a ver la moto de Nakasuga en su box”, confesaba el de Francia. “Era demasiado pequeña, con una posición muy cerrada. Luego nos dirigimos a la de Viñales. Se adaptaba mejor a la forma en que conducen los pilotos europeos. Se me hizo raro descubrir todos los botones”.
“Brillar en la carrera es sin duda el objetivo a alcanzar”
“A la salida del box casi me detengo. El embrague es totalmente diferente de lo que conozco. Y hasta Jerez, tuve problemas para conocerlo mejor”, anunciaba el del Petronas Yamaha. “En las curvas, todo es sorprendente. Cuando quise acelerar en la segunda curva, la moto se negó, porque llegué muy despacio. El poder es impresionante. En Valencia, excepto en la recta, hay pocos lugares donde realmente se explota el poder. Mientras que en Jerez, el motor es mucho más solicitado, por eso me duele el brazo. En Moto2 me acostumbré a la potencia en quince vueltas. Allí, en cuatro días, no se asimila completamente”, zanjaba Quartararo.
Después, en los test, admite que lo que cuenta “es el ritmo que tuvo al final de las pruebas en Jerez”. En neumáticos desgastados, e incluso muy desgastados, es el más positivo para el de Niza. “Ahora, para ir más rápido, tengo que ir al límite. Estoy teniendo problemas para percibir el límite del freno y el límite del ángulo. Pasa por la caída. Rara vez vi un fin de semana donde Márquez no se cayó. Y para tener el tiempo de Rossi, lo busqué al final del día, saliendo dos veces con neumáticos nuevos. Sabiendo que ganó, creo, diez veces en Jerez, es bastante bueno”, señalaba Fabio sobre Valentino.
Por último, Quartararo finaliza diciendo que realmente no tiene un objetivo en particular. “Ser el ‘rookie’ del año es necesariamente el objetivo de los cuatro recién llegados, pero brillar en la carrera es sin duda el objetivo a alcanzar”. Por este motivo, dará su máximo para quedar por delante de los otros tres pilotos que suben desde Moto2, siendo la competencia directa del piloto del equipo satélite de Yamaha.
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